Era un día como cualquier otro, el rubio encendió el televisor y en las noticias nuevamente se encontraba su amada rubia en otra de sus miles entrevistas.
—Señorita Pendragon ¿Tiene algún amor o intenciones de casarse? digo, después de dedicar su vida a su actuación y haber trabajado en los proyectos más famosos de Hollywood
—La verdad no lo sé, si lo hago se quedará entre las personas cercanas a mí y nada más realmente quiero que sea personal— el rubio tomo el control remoto y de inmediato apagó la televisión.Había estado enamorado de Arturia desde que empezó a trabajar con ella de su guardaespaldas, el la amaba y demasiado pero era momento de ser claros sobre ellos; de hace tiempo la actriz le había dado algunas señales que el podía leer muy bien.
Ese día la actriz estaba en casa de su fiel guardaespaldas para pasar el fin de semana tranquila.
—Aquí está su té señorita
—Ya te he dicho que puedes dejar las formalidades
—Arturia
—Dime— en ese momento con sumo cuidado le quitó la taza con té y la recostó totalmente en el sofá mientras la sometía con ambos brazos. Las mejillas de la rubia se encendieron como fuego y quedaron totalmente rojas mientras que la actriz se ponía cada vez más nerviosa.—Ya dime que somos
—¿Ah qué te refieres con eso?
—Somos pareja o solo guardaespaldas y jefa o dime ¿Qué somos? ¿Qué tenemos?
—Gil que intentas lograr con esto
—Señorita Arturia he estado enamorado de usted desde que la vi la primera vez ¿No es notorio? la adoro no veo mi vida sin usted—la rubia tomó suavemente sus mejillas y empezó a acariciarlas, entonces el rubio comenzó a relajar sus expresiones y poco a poco empezó a acercarse a la que era su amada y a besarla con mucha emoción y amor.Después de aquella interesante y emocionante acción el rubio cubrió a la actriz con una manta.
—Gil
—¿Si señorita?
—Voy a dejar la actuación
—¿Por qué?
—Quiero que nos formalicemos y que podamos vivir de forma tranquila tu, yo y lo que nos depare el futuro.—Haras eso ¿Por mi?— la rubia asintio sonriente y cuando menos lo esperaba los labios de Gilgamesh ya estaban unidos a los suyos
—Gil acabamos de hacerlo deberías calmarte
—Solo era un beso, esas frases deberías guardarlas para cuándo seas mi esposa y estés conmigo todo el día— nuevamente las mejillas de la rubia se encendieron y el rubio hecho a reír.Más corto pero buenardo
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