𝐁𝐑𝐀𝐕𝐄 -𝙴𝚍𝚖𝚞𝚗𝚍 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎- (Terminada)

NUEVE.

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄.

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                     𝐄𝐋 𝐋𝐎𝐁𝐎 𝐃𝐄𝐓𝐔𝐕𝐎 𝐒𝐔 𝐀𝐓𝐀𝐐𝐔𝐄, 𝐌𝐀𝐃𝐈𝐒𝐎𝐍 𝐒𝐔𝐒𝐏𝐈𝐑𝐎 𝐀𝐋𝐈𝐕𝐈𝐀𝐃𝐀.

—Oh lo siento —se disculpó— afortunados favoritos de la reina.

Aquel lobo empezó a subir escaleras hechas de hielo, eran enormes y a simple vista sabías que te cansarías de subirlas.

Edmund y Madison compartieron miradas y empezaron a seguir al animal.

Al llegar a lo más alto se encontraron con un escalofriante trono hecho de hielo, como lo era todo el castillo.

—Mira esto —Edmund señalo aquel sitial.

—Mantén alejada tu nariz de lo que nos ocasione problemas Edmund —le advirtió la Roussel.

—Tranquila —dijo el chico en voz baja, mientras se sentaba en la enorme silla.

Madison lo veía con el entrecejo fruncido, los brazos cruzados y una expresión un tanto furiosa.

—¡Nos vas a meter en proble...! —una firme, pero femenil voz, interrumpió el griterío de la joven.

—¿Te gusta? —preguntó aquella pálida mujer.

—S-Si —tartamudeo el niño de cabello negro—, su majestad.

—Me alegra.

Edmund se colocó a un lado de la chica, y dejó que la supuesta Reina se sentara en su debido trono.

—Diganme niños —Madison levanto una ceja curiosa— ¿Sus hermanas son sordas?

Esa pregunta dejó a ambos un tanto confusos.

—Pues... No —le respondió Madison.

—¿Y sus hermanos no tienen inteligencia?

—Pues yo digo que no —Edmund soltó una ligera risa— pero mamá dice...

—¡¿Y CÓMO SE ATREVIERON A VENIR SIN ELLOS?! —Edmund y Madison se asustaron con tan fuertes gritos.

Ambos empezaban a retroceder, en lo que la mujer caminaba en su dirección con un rostro que hasta escupía rabia e ira.

—Era fácil lo que les había pedido —si voz se notaba más calmada y serena, sin embargo su enojo crecía cada vez más.

—¡Sí, lo sabemos! ¡Pero no quieren escucharnos! —se excusó el pelinegro.