TRECE.

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𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐂𝐄.

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                            𝐉𝐔𝐍𝐓𝐎 𝐂𝐎𝐍 𝐔𝐍𝐎𝐒 𝐏𝐀𝐍𝐓𝐀𝐋𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐘 𝐂𝐀𝐌𝐈𝐒𝐀 𝐁𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀 𝐌𝐀𝐃𝐈𝐒𝐎𝐍 𝐘𝐀 𝐒𝐄 𝐒𝐄𝐍𝐓Í𝐀 feliz y contenta, lista para empezar con sus entrenamientos, después de curarse las pequeñas heridas, obviamente.

—¿Lista Mad? —su hermano menor se asomó ligeramente, procurando no ver de más.

—Puedes pasar, he terminado de cambiarme —Jacob entró en la carpa, viendo como su hermana buscaba algo en los cajones del pequeño buró de madera que había.

—¿Qué buscas?

—La pomada de hierbas, me arde la cortada en el pómulo.

—Creo que Edmund la tiene ¿voy a buscarla? —Jacob se levantó de donde se encontraba sentado.

—Tranquilo, voy yo, no me tardo.

Madison salió caminando de la carpa para dirigirse a la de los Pevensie varones.

—¿Edmund? ¿Estas ahí?

—Sí, adelante —el pelinegro le dio acceso a la castaña.

La joven se adentro en la carpa, viendo como Edmund se colocaba pomada en sus zonas afectadas.

—¿Qué pasó? —preguntó el chico.

—Necesito la pomada —contestó.

Edmund al terminar se colocó la medicina en el dedo índice, y con delicadeza la empezó a untar en sus heridas. Acto que sorprendio un poco a la Roussel.

Sus miradas conectaban algunas veces, la distancia era cercana, pues el pecoso quería estar seguro de estar haciéndolo bien, sin causarle mucho dolor a Madison.

Madison lo veía atentamente, intentaba grabarse en la mente el rostro del chico, sus pecas, parecidas a las estrellas que irradiaban luz en la fría obscuridad, sus ojos marrones, tan profundos y hermosos como un bosque y sus entrañas.

—¿Porqué me miras tanto? —habló por primera vez Edmund.

—Tu eres el que me esta viendo —se defendió rápidamente.

—Por qué te estoy curando, es necesario.

—No te pedí que lo hicieras —desvío la mirada.

—Tus hermanos tienes razón, tienes actitud detestable, uno intenta ayudarte y tu agradeces con insultos, solo deberías de disfrutar la ayuda de los demás, porqué no siempre podrás tu sola.

Madison se quedó callada, sabía que tenía razón, tenía que mejorar aquello que la destacaba tanto, su pésima, mediocre, horrible, y espantosa actitud.

𝐁𝐑𝐀𝐕𝐄 -𝙴𝚍𝚖𝚞𝚗𝚍 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎- (Terminada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora