𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐨𝐭𝐨 [𝕋𝕠𝕜𝕪𝕠 ℝ𝕖𝕧𝕖𝕟𝕘𝕖𝕣𝕤] (PAUSADA)

10 - Algodón de azúcar

Un día nuevo y nuevos planes para atacar a ToMan. Dando una vuelta su cámara en manos como si de una pistola se tratase la guardo en el bolso mientras masticaba un chicle.

Escuchaba con sus audífonos alguna canción de rock para pasar el rato de emoción y estar mas motivada de lo que podría estar.
Y vaya que se dejó llevar al comenzar con unos pasitos: dando unas vueltas tarareando la canción –en una manera tranquila y adorable– nada que diera pena ajena.

<Oh~ ¿qué veo? ¿Unas presas?>

Se detuvo con una sonrisa al ver que estaban formando grupos. Últimamente ToMan hace más reuniones de lo normal solo por ella y para obtener información de cómo encontrarla.

Y ahora lo piensa. ¿Porqué no van en motos? Pues ya se encargó de ello. Con la información que busco, supo donde viven y arrasó con sus amadas motocicletas.
Eso le dio mucho trabajo a Draken, aunque va de apoco ya que necesita ir a las reuniones.

<No les hará mal caminar un rato>

Apreciaba sus dos presas, esos dos de igual forma suelen andar juntos, como lindos hermanos que son.
Se compadecia de los gemelos con cabello de algodón.

Pero tampoco puede ser injusta. Ellos también se rieron de ella cuando la subestimaron, al menos el sonriente.

Fue repentino como con pequeños brincos salto sobre una parte medio alta y se sostuvo del poste con una mano inclinándose hacia un costado dejando que ambos la vean.
Parecía una niña jugando con el poste, como cuando se la pasan dando vueltas hasta caer mareados.

Se detuvieron y no dudaron en prepararse, parecían sorprendidos: no imaginaron que atacaría estando ellos en grupo.

— Hermano —Llamo el peli-azul— ¿qué hacemos? Yo no le podría hacer algo

Tampoco quería ser humillado.

— Ustedes son los siguientes, adorables algodones de azúcar —comento sin poder evitar esas últimas palabras— por favor no pongan resistencia.

A penas se acercó con una mirada tranquila he inexpresiva, el sonriente se interpuso con los puños cerrados y una vena que sobresalía por su sien.

— ¡No te atrevas tonta!

Con esa sonrisa no lo podía tomar enserio. Así que ella se posicionó imitando su pose.

— ¡No te contengas algodón! —intento imitarlo sin la sonrisa.

Solo intentaba provocarlo y vaya que lo logró. Porque se lanzó dispuesto a darle al menos un golpecito en la cabeza o lanzarla al suelo. Tampoco se atrevería a golpearla, no parecía mala persona...

Si es que no toca al hermanito.

Esta lo esquivó y de un rápido movimiento él logró atraparla con ambos brazos. Dejándola inmóvil, no imagino que fuera tan fácil.

¿Tan idiotas eran Baji y Kazutora?

Literalmente la tenía aprisionada con ambos brazos junto a él, lo curioso era que ella se mantenía serena y despreocupada masticando algo...

Espera

¿Qué estaba masticando?

Regreso a la realidad cuando vio ese enorme globo que hacía con su boca. Al estar muy cerca de su rostro no fue cuestión de tiempo que explote quedando esa sonrisa oculta bajo el chicle rosa.

Intentando quitarse eso de la cara soltó a la azabache y ahí recibió una patada en su estómago, seguido por un puñetazo en su mentón. Haciendo una pose tipo Jojo's mientras su presa caía al suelo.

— Sonrie —Dijo mientras lo apuntaba con la cámara y sacaba— oh cierto, tu sonrisa no se verá con todo ese chicle en la cara. Gracias por tu cooperación, luego te daré la copia.

Volteo para mirar al enojon quien no le gustó ver ese espectáculo, pero tampoco se atrevía a lastimarla.
A penas dio unos pasos y el peli-azul dejó caer unas pequeñas lágrimas bajando la mirada apenado.

Si fuera un ataque ella ya estaría en el suelo diciendo sus últimas palabras. Debía apresurarse antes de que el otro se logre levantar.

Ahí escucho un click y miro asombrado a la azabache.

— Gracias por tu cooperación, te daré la copia luego.

Acaricio la cabeza de este haciendo que se sonroje y le regaló un chicle de paso para después despedirse.

Ya con verlo llorando he indefenso contaba como humillación ¿verdad? Le costaba poder lastimar a ese Ángel con cara de enojon.

Reaccionando ayudó a su hermano quien al menos agradecía que ella no le haya hecho nada. Pero le dejo curioso el sonrojo del menor.

— Fue muy amable...

— Una jodida maniática

Bueno, debían llamar al líder para hacer otra reunión. Cada vez que uno es atacado, deben hacer reunión.

Por otro lado, la joven se iba escuchando música lo más pacifica, parecía una gentil estudiante que no haría nada malo, tan indefensa he inocente. Alguien que pensaba en su siguiente ataque y disfrutar de las humillaciones.

Además de que no fue la única pandilla que humilló. Hubo otras que las andan buscando para hacerla pagar –no en una manera muy cruel– pero no dejarían que se salga con la suya.