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"¡Hola! Si escuchas este mensaje es porque ahora estoy ocupado y no puedo responderte! - Escucha una risa de parte del buzón de voz - En cuanto pueda contestaré a tu llamada solo tienes que hablar después de la señal ¡Pip! - Decía en forma de graciosa para después hablar - Es broma, ahora sí, deja tu mensaje y te llamo."

En ese instante sonó el famoso "pip" que me permitía dejar ese mensaje y en ese instante colgué. Me sabía de memoria su buzón de voz y me había llegado a pasar tardes enteras marcando su número de teléfono tan solo para oírlo reír una vez más. Escuchaba esa carcajada y parecía que el ritmo de mi corazón volvía a la normalidad después de haberse pasado meses enteros sin funcionar, sin latir o sin vivir que, al fin y al cabo, viene siendo lo mismo.

He perdido incluso la cuenta de los días que llevo sin el, de las horas que hace que lo he perdido y de los segundos que he deseado que vuelva. No sé ni en qué día vivo pero tampoco quiero saberlo porque hacer cuentas de los días que llevo sin él me hará volverme más loco de lo que me volví al tenerlo. Y ya no lo tengo para que controle ese tipo de locura con todos y cada uno de sus besos.
Esos que me daba en la punta de la nariz cuando yo me enfadaba, en el cuello antes de perdernos en el otro, en el pecho antes de irse a dormir, en todos y cada uno de mis dedos cuando entrelazábamos nuestras manos, en mis labios, aún sabiendo de memoria el tacto y el sabor de ellos, esa lluvia de besos que me daba en todo mi rostro todos y cada uno de los días a las siete de la mañana para hacer más llevadero ese pesado día.

Y ahora todos los días son igual de pesados que antes pero al menos en aquellos tiempos aún lo tenía para poder ver la vida perdido entre su rizado pelo en el que me escondía cuando tenía miedo y en el que me perdía cada noche mientras lo hacía mío.
Y todo esto lo digo porque lo echo de menos y escucharlo reír entre ese buzón hace que note más su ausencia porqué, no sabe nadie lo mucho que me ha llegado a calmar su risa en los momentos en que sentía que no podía más y ahora estoy en uno de esos momentos y aún escuchando su risa mil veces parece que la tormenta no pasa y estoy cansado de mojarme bajo tanta lluvia.

Sus manos tomaban con cuidado su vaso lleno de alcohol. Escuchaba a las personas de lado hablar y reír un poco, parecía un eco de murmuros los cuales no era capaz de escuchar y seguramente no tenia la fuerza suficiente para hacerlo.

"Un cascarón vacío" escucho más de una vez decir a sus espaldas.

Sus ojos se fijaban en aquel vaso de vidrio el cual con un solo trago acabo por la mitad. El sabor amargo paso por su garganta pero sin importarle mucho a esté punto.

¿Que era lo que importaba si ya no estabas aquí?

- Llevas mucho... Está es la última.

Escucho la voz de Niki decirle aquello y no respondió. Termino aquel vaso con un trago el cual ahora sabía como agua.

El alcohol parecía dar efecto.

Pensó en sus adentros frunciendo el ceño.

Sin importarle las palabras de su mejor amiga alcanzó la botella para llenar de nuevo aquel vaso.

Niki suspiro y con cuidado alcanzo una de las manos de Alex para entrelazar sus dedos.

Alex observó sus manos juntas y con cuidado las acercó a sus labios para besar la de Niki.

- Porque no dejas eso a un lado y nos cantas algo?... dijiste que querías cantar hace rato.

Alex miro su guitarra y negó al tener sus manos juntas.

- ¿Quieres que yo toque la guitarra mientras cantas?.

Propuso unos de sus nuevos amigos a lo que el mexicano no pudo negarse.

Noche [Karlity] [AU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora