Prólogo

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—¡¿Estas loca?! —le grité a mi madre—. ¡¿Como se te ocurre que me vaya a vivir seis meses con ese idiota?! ¡Él nos abandonó! ¡A TI Y A MI!

¡Estaba loca! ¡Mi madre se había vuelto completamente loca!

—Hija, es tu padre —susurró con dificultad. Le costaba hablar, tenían cables conectados a su cuerpo que la obligaban a permanecer en esa cama de hospital—. Y perdonarlo no te hará débil, Alice.

¿Cómo podía perdonar a alguien que eligió hacerme daño y que ni siquiera tenia una pizca de arrepentimiento?

¿Como podía perdonar a un padre que al principio me trató como si fuera la luz de sus ojos y que un día decidió abandonarme y olvidarme?

—¡¿Te estás escuchando?! —me exasperé—. ¡¿Es que no te has puesto a pensar en que no lo he visto en casi cinco años?! ¡¿Cómo pretendes que me vaya con él?!

—Yo solo quiero lo mejor para ti, mi amor.

—¡Y mandarme con el idiota que me abandonó es lo mejor para mi! —ironicé—. ¿Tanto medicamento afectó tu cerebro?

Me arrepentí al instante por hablarle de esa manera, pero la situación estaba sobrepasándome, sin embargo, ella no mostró ninguna afectación por mis palabras, solo respiró hondo y me miró fijamente antes de soltarme la verdadera bomba.

—Hablé con él esta mañana y está de acuerdo con todo esto. Te espera la próxima semana.

¡¿PERO QUE?!

El día que perdone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora