Canta conmigo - Yuno x Charmy

Notas y acordes

Los días pasaron y llegaron las presentaciones en vivo, todo fue mejor de lo planeado. Desgraciadamente el mundo en redes sociales fue otra cosa: ha sido tendencia por el reciente apodo impuesto "gordita kawaii" y todo porque alguien abrió un hilo con imágenes de ella comiendo, sí, son muchas imágenes, pero ella no tiene una pizca de grasa en su cuerpo, no deberían llamarla gorda y hacerlo diminutivo no lo hace menos hiriente. Siempre batalló con su peso, ama la comida y es algo difícil de manejar sobre todo cuando es atacada de esta manera. Siente coraje y piensa en comer hasta volverse una gordita de verdad, pero a la vez quiere dejar de comer porque siente que debe bajar esos kilos de más que nunca tuvo. Come mucho más que sus compañeras esa es la verdad. Con ese pensamiento en mente decide saltarse la cena de los siguientes días, de todas formas iba a hacerlo ya que pronto su grupo tendrá un regreso.

No se han visto hace casi un mes, ambos cargados de trabajo. La promesa de cocinar sucedió en ese fin de semana libre en el que coincidieron. Están en el departamento de ella ya que la cocina es un lujo que se dio y tendrán todo lo necesario para hacer cualquier receta, aunque sus compañeras están ahí ya que comparten piso, no por falta de dinero más bien por comodidad y compañía. Estarían más cómodos en el departamento de él, pero la cocina de Yuno es un horror según Charmy.

—¿Estás bien? —pregunta Yuno con semblante preocupado mientras se arrodilla frente a ella.

—No lo sé —murmura abriendo los ojos y cerrándolos de inmediato, todo está oscuro y el mundo parece girar.

—No estás bien, dejemos la cocina para otro día —declara él al ver lo pálida que está su compañera.

—¡No! Puedo seguir, tomaré vitaminas —insiste Charmy tomando de la muñeca al hombre cuando lo ve ponerse de pie, debe verse horrible porque él hace una mueca de tristeza y toma su mano para envolverla en un cálido apretón.

—He escuchado de tus compañeras que no has comido nada así que vas a comer y luego te acostaras a descansar. No puedo creer que este insistiendo para que comas —habla Yuno en un tono suave y casi amoroso, ve que ella quiere protestar así que la calla colocando una mano en su mejilla.

Charmy se sonroja por el contacto cariñoso y asiente aceptando hacer lo que se dijo. Mientras ella come él habla con una de sus compañeras para que llamen al médico encargado de ellas, en estas épocas de regreso al escenario siempre tienen a un médico privado disponible en todo momento para ocasiones como estas.

—¿Yuno, te han roto el corazón?

La repentina pregunta de Charmy desconcierta un poco al hombre. Yuno deja su celular y se concentra en la mujer frente a él.

—No realmente.

—¿En verdad? ¿Entonces de donde salieron todas esas letras tristes?

Ella había estado preguntándose eso desde que leyó la letra de la canción principal, pero en ese tiempo no tenían la confianza suficiente como para preguntar algo íntimo y privado sobre la vida del otro, siente que ahora están cerca y puede darse el lujo de saber la vida amorosa de su amigo.

—No es por mi corazón roto sino el de otra persona, rechacé a alguien y me sentí muy mal por ello —dice Yuno manteniendo la mirada baja todo el tiempo, el vacío en su pecho parece doler con cada palabra dicha—. Escribí en esas letras como me sentía, volqué todo mi dolor y tristeza. Quise liberarme de la culpa, pero no pude... no me deja.

—¿Quién no te deja?

—El destino.

Charmy parpadea confundida y casi preocupada de la condición mental de su amigo cuando esas palabras toman sentido: el hilo del destino. Abre los ojos sorprendida y se lleva una gran porción de espagueti a la boca emocionada de que alguien más tuviera un hilo como ella. El fenómeno es algo poco común hoy en día, pero hace doscientos años todo el mundo tenía un hilo rojo y podían verlo desde la infancia, era motivo de celebración y felicidad. Hace cien años la gente no quería que el destino decidiera su vida y decidieron romper esos vínculos. Hoy en día sólo el 10% de la población mundial nace con un hilo y cada vez son menos.