III

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Habían pasado ya casi 3 horas desde que ella había venido y no daba ningún indicio de que se iría. En todo ese tiempo, solo se le ha quedado viendo al cuadro que está en la pared, a la par de la televisión, mas no ha dado ninguna muestra de aprecio hacia el. Me levanté de donde estaba y me dispuse a hacer algo, ya que ella no hacía nada.

- Y dime, ¿quieres algo? - en realidad, no sabía qué otra cosa decir.

- No, gracias - dijo simple y sencillamente.

No le dije nada mas y me dirigí a la cocina a realizarme algo de comer, no había comido nada desde que había llegado a la casa. Saqué un sarten, dos sándwiches, un huevo, mantequilla y me dispuse a cocinar.

Prendí la estufa y comencé a hacer mi comida. En lo que se cocinaba, encendí la radio y no cambié la sintonia, ya que estaba puesta ya la que siempre escuchaba. Todas las canciones de esta eran de mi gusto y no me parecían nada aburridas, más bien, divertidas. Sin darme cuenta comencé a moverme al ritmo de la música cuando escuche a alguien reír del lado de la puerta y me asuste de sobremanera.

- Lo siento, pero te veías divertido y no lo pude aguantar - dijo ella apenada y riendo a la vez.

- No hay ningún problema - dije amistosamente.

Ella ya no se veía amargada, enojada o seria como antes la había visto, incluso ¡se rio conmigo!, su risa tan contagiosa y tierna. De un momento a otro dejo de hacerlo. Al parecer me le habia quedado viendo más de lo debido.

- Lo siento - dije realmente arrepentido.

- No me molesta - dijo ella algo coqueta.

¿Qué estaba pasando?, ¿porque paso de tímida y callada a esto?. Me quedé sorprendido y ella lo notó.

- No te preocupes, no te haré nada - dicho esto se fue acercando a mi lentamente.

Quede estático, no sabia porque tan rápidamente había cambiado de humor, asi que solo la vi, acercándose. Ya estaba cerca de mi, mirándome tan descaradamente, con algo de humor pero coqueta a la vez. Cuando me di cuenta que ella estaba tocando mi camisa, de arriba hacia abajo. En serio, ¿qué rayos estaba pasando?. Me aleje sin pensarlo, no quería hacerle daño, simplemente quería ayudarla.

- ¿Qué pasa?, ¿acaso no te gusto? - dijo ella mirándome fijamente a los ojos.

- ¿Por qué estás haciendo esto? - dije haciendo lo mismo que ella, serio.

- ¿Por qué no hacerlo? - dicho esto, se recargo en mi, colocando sus brazos en mi cuello.

La aleje delicadamente, para no ser brusco. Me miró perpleja, sorprendida de hecho.

- ¿Qué? - le dije, mirando su semblante sorprendido y paralizado.

- ¿Tú no me deseas? - me dijo con algo de miedo.

- No, claro que no - dije - me pareces hermosa, sí. Mas no te haría nada en contra de tu voluntad.

- Wow - dijo simplemente.

Se fue alejando poco a poco. Se fue a sentar donde anteriormente estaba, solo la observé de reojo y me di cuenta que había dejado la comida en el fuego. Ya estaba quemada.

Fui también yo a sentarme, pero distanciandome de ella, dándole su espacio. Me miró con sus ojos ya cristalinos.

- Lo siento por lo de hacer rato - me dijo algo apenada.

- Está bien - dije aceptando sus disculpas - pero, ¿por qué lo hiciste? - le dije sin poder comprender del todo su actitud de hace rato.

- Ah, eso - dijo un tanto triste - pues, veras, esta no es la primera vez que alguien acepta que yo vaya a su casa/hogar luego de lastimarme. Es más, me sorprende mucho tu actitud hacia mí, más que todo.

Quedé perplejo.

- ¿Mi actitud? - dije con un tono un tanto incomprensible para ella.

- Si, tu actitud - dijo, mostrándome que si me habia escuchado.

No sabía qué decir exactamente ante eso.

- ¿Alguien te ha hecho daño antes? - fue lo único que se me vino a la mente.

- Si, muchas veces - me dijo con tristeza y dolor - pero no han seguido viviendo luego de eso - dijo orgullosamente de ello.

Entonces, caí en la idea de que era ella, la que estaba buscando la policía. ERA ELLA.

No di ningún indicio de miedo, más bien, de interés de lo que realmente le habían hecho a ella más que todo.

- ¿Qué te han hecho? - dije sorprendido de mi mismo de lo que había hecho.

¿Por qué no soy una persona normal y va a llamar a la policía ante lo que me dijo? Simple, quería saber el motivo del porqué era que lo hacía.

- Ya que, supongo que ya sabes quien soy, te lo diré - dicho esto, se acomodo más al sillón.

- De acuerdo. Te escucho - dije tranquilo, también acomodándome en el sillon.

- Como te decía, no es la primera vez que aceptan el que yo entre en sus casas. A pasado muchas veces que me choco con personas accidentalmente, pero al parecer, con la persona que a veces choco no piensa lo mismo que yo. Tú a comparacion de ellos, me dijiste si me llevabas al medico, lo cual me sorprendió más te dije que me trajeras a tu casa - la observo por un segundo - las otras veces simplemente me dicen que me llevaran a sus casas para curarme, ya que mi piel es muy delicada y cualquier golpe me lastima demasiado. Por eso tu viste mi herida y no podías creer que realmente se viera así. Los otros se sobrepasan de donde está mi herida y me han lastimado, como tu ya te imaginaras - una lagrima callo de su bello rostro - al parecer las veces que una mujer diga NO, hacen caso omiso, por ello, hago lo que hago.

- ¿Y qué es lo que exactamente haces? - ya no había vuelta atrás.

- Los asfixió hasta que mueran - dijo con una sonrisa en su rostro.

¿QUÉ ESTABA ESCUCHANDO? 

LorelayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora