Capitulo 7 "Atardecer"

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"Me gusta como luce la agonía pues se que es verdad: los hombres no simulan ansiedad, ni fingen un espasmo"

Recitaba ese poema una y otra vez en su mente, esperando pacientemente a que Furuta se cansara de "jugar" con el. Furuta, el dueño de las respuestas de todas las desgracias del mundo

-Que chico tan aburrido... podría pasarme la noche entera haciendo esto y no escucharía ningún grito tuyo. Bueno que puedo decir te pareces a tu padre

No deja de luchar por su vida lo hace tan agradecidamente como en la noche en que nació. Obstruyo su respiración con mis manos y el solo se limita a mirarme, no me muestra ningún tipo de miedo. Lo suelto para sujetarlo de ese maldito  cabello blanco y hundo su rostro en el agua congelada del pozo. Espere 10 minutos para sacarlo para que respire; lo hace con calma como si no hubiera estado diez minutos sin respirar. Le tiro del pelo con fuerza para obligarlo a levantar la cabeza. Es la primera vez que lo veo con detenimiento; tiene unas bellas facciones con las característica arrogancia de Kisho-san. 

-Eres un hombre muy lamentable pero si te sirve de consuelo, te diré que tengo frio- dijo con aquella proverbial sangre fría mezclada con la burla.

-jajajaja ¡vaya, vaya! te he juzgado mal también te pareces a tu madre.

Su rostro se torno en un aspecto dolido "mi madre" le provocaba esa reacción. ¿Qué relación tenia Furuta con mi madre? pensaba todo esto mientras era sumergido de nuevo en la obscuridad y fría agua de aquel pozo.

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Sus labios, sus manos se buscaban debajo de las sabanas ya sin la desesperación del deseo. Y esto era lo mas preocupante para Keneki aquellas, caricias despojadas de todo interés solo guiadas por la mera necesidad del amor y nada mas. Las palabras, que terribles que eran cuando son usadas por alguien que parecía haberlas olvidado. Sus ojos reflejados en los suyos como en un espejo, lo hacían sentir de nuevo puro, ante sus ojos el no habían cambiado nada; para el seguía siendo Sasaki Haise.

A su lado el tiempo perdía importancia como si no existieran horarios y obligaciones. Le gustaba verlo dormir; el rostro pálido cubierto por su cabello rebelde, los labios entreabiertos en conjunto con aquella expresión de tranquilidad le hacia parecer tan frágil a tal punto de creer que con solo tocarlo se volvería polvo. Le aparto el cabello de la cara para besarle los labios y en silencio ha comenzado ya suavemente a abrazarlo, sus dos manos buscando debajo de las sabanas, acariciándolo con una delicada cautela para no despertar a su preciado Haise.

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Recuerdo el invierno y del frio absoluto de las mañanas azules de diciembre, siempre esperando algo que no sabia lo que era; la llegada de mi padre. Buscando siempre como un presentimiento, unos ojos llenos de frialdad. Pero el tiempo era eterno y mi padre no llegaba nunca. De pronto también extraño a mi madre y se que no vendrá incluso si la llamo. Ambos son figuras inexistentes a las que solo en mi imaginación cobran vida y me dan la alegría de ser protegido y abrigado por ellos.

He aprendido a notar la ironía en la voz de Catherine y que los libros esconden palabras y voces silenciosas que solo son reanimas cuando son leídas. A veces siento como si pudiera estar con mis padres, cuando leo esas vidas en los libros, es una locura lo se pero a nadie lo mata un poco de ilusión después de todo que seria la vida si una dulce ilusión 

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Los rayos del sol juegan en su rostro haciendo que sus parpados se abran pesadamente incapaces aun de situarlo en la realidad y del tiempo perdido. Esta solo en la cama ¿a donde ha ido Arima? Nunca había tenido que luchar contra la pereza por la simple razón de que nunca la había sentido pero esa mañana había descubierto sus efectos, entendió los brazos fue entonces que descubrió una pequeña nota.

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⏰ Última actualización: Nov 12, 2021 ⏰

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