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El sadomasoquista.

Ser sadomasoquista es genial, ya que durante el sexo puedes mostrar falsa simpátia con tu voz, masturbar a alguien hasta que se sobreestimule y comienze a llorar y temblar por que es divertido verle así, acariciar sus mejillas con cariño, mientras le comentas lo precioso que es su rostro antes de que les des una cachetada, y, -mi parte favorita-; ignorar a la otra persona cuando está caliente y se frota contra a ti de forma desesperada, hasta que les pides que te ruegue, y no duda ni un segundo en ponerse de rodillas frente a ti. Simplemente magnífico.

~Relatos Hot~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora