Su alfa
Una vez más habían llegado a ese extremo. Ambos devorandose el uno al otro y ardiendo en pasión. Una noche de brisa y luna llena donde lo que menos se sentía era el frío y resonaban chasquidos de acciones innombrables.
El alfa situado sobre su pequeña mientras disfrutaban de una caliente ronda volviendo a hacer brillar la conexión que ambos mantenían.
Pesados gemidos donde los te amo ganaban la batalla cuando sus alientos chocaban, hacían presencia en aquel acto de amor.
Para la sorpresa de la omega fue que al sentir su achicado cuerpo temblar en prevención de un dulce orgasmo, su querido alfa deshizo la unión.
Sobre el rostro de este último aparecía una linda sonrisa y sus orbes desprendían una mirada especial, llena de picardía.
El cuerpo de la sumisa sufrió un brusco movimiento por el dominante, que la quedo de espaldas a el, sentandola sobre su regazo, volviéndo a hundirse en su interior.
Profundo fue el escalofrío que recorrió la pequeña espalda de la chica cuando sintió la lengua de su mayor explorando su cuello, mordiendo con lujuria su nivea piel hasta hacerla sangrar, reactivando el lazo que entre ellos existía.
Sin embargo, lo que la heló fueron las palabras pronunciadas por aquella varonil voz, ahogando los propios balbuceos de su omega y haciendo que lágrimas de intenso placer se derramasen por sus rojizas mejillas.
-Esta noche vas a recordar tu pertenecía en cuerpo y alma. No voy a determe hasta que el Sol comienze a borrar la luz de plata. Si te atreves a desobedecer o alcanzar el éxtasis sin mi consentimiento lo lamentaras.
