• CAPITULO 8 •

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NARRA IZUKU:

Solo llevo 3 días en este asqueroso lugar y no creo que aguante los siguientes 3 años a los que me condenaron.

Ustedes se preguntarán de que hablo, pero la respuesta es simple.

Estoy en un maldito reformatorio, no en Tartaros, ni siquiera una cárcel normal, no, solo en un reformatorio.

Fui atrapado con las manos en la masa por intento de homicidio a ese par de oficiales, por lo cual fui retenido, pero por suerte, no tengo antecedente criminales.

Ya que nunca se me había descubierto en mis misiones y tal parece que el tipo que apuñalé cuando conocí a Ochako no puso ninguna denuncia, creo que él sabía que terminaría mal, ya que nos agredió siendo él un adulto y nosotros niños.

Gracias a esto, solo se me atribuye este crimén, por lo que mi sentencia es estar aquí hasta que cumpla los 18, sigue siendo una mierda, pero podría estar peor.

Estos tres días han sido movidos, ya que esto es prácticamente una prisión de menores, también aplica la ley del más fuerte y el molestar al nuevo.

-Hey tu, el que parece un brócoli.-me habló desafiante un tipo alto con una cicatriz que pasaba desde su oreja izquierda hasta la posterior de su cráneo, con su ojo izquierdo claramente ciego por su color blanco.

-¿Que quieres? Estoy comiendo.- respondi de la misma manera.

-Esta es nuestra mesa, quítate si no quieres que te rompamos las piernas.- se acercó y pateó suavemente mis tobillos para dar a entender el mensaje.

-Acabas de pararte de la mesa de allí, si esperas a que traigan tus muñecas para jugar a la hora del té en esta mesa, lamento decirte que hoy no llegarán.- le respondí en tono irónico y aparté la mirada para dar un bocado a mi comida, gran error.

Un golpe seco sonó en mi mejilla, el silencio se hizo presente mientras todos veían, el golpe no me aturdió así que solo quedé mirando al lado contrario del que lo recibí, pero si me molestó.

En seguida me levanté y le devolví el golpe en el estómago, pero vi como sus amigos se comenzaron a parar de la mesa, efectivamente, venían hacia mi.

Me aseguré de dejar fuera del combate al primero con una patada en la cabeza aprovechando que la había bajado cuando lo golpeé.

Me preparé para la pelea, eran varios pero sabía que podía con ellos a pesar de superarme en número, fui entrenado desde pequeño para asesinar, no serían gran cosa.

Después de un tiempo gané, pero me desmayé por no haber peleado sin haber comido nada.

Claramente me hirieron, eran fuertes los malditos y sumando que mi pierna no había sanado del todo.

Por suerte las balas que usaron el día que me atraparon eran de goma y no atravesaron un músculo o algo por el estilo.

Parece que esos detectives sabían mucho más de lo que pensábamos, porque sabían que éramos menores de edad y por eso usaban balas de goma.

Dejando eso de lado, estuve dos días en la enfermería después de eso, pero me sirvió ya que pude descansar y nadie me molestaba, tenía el respeto del lugar por darles una paliza a esos pandilleros, así que nadie iría a la enfermería en busca de pelea.

Esas escasas dos noches y tres días que estuve sin Ochako cerca, se sentían como años, tenía el deseo de escapar solo por verme con ella, daria lo que fuera con tal de simplemente hablarle un momento o simplemente estar en silencio sintiendo su presencia que tanto me relajaba. Solo quiero salir de aquí para verla otra vez, en realidad este lugar no me molesta demasiado, se siente similar a la finca, con la pequeña diferencia de que en este lugar algunos si tienen padres, no se nos entrena en horarios estrictos y matar tiene repercusiones legales.

Volviendo al presente, me encontraba volviendo a mi habitación, me recosté en busca de algo de paz, la cama era dura pero ya estaba acostumbrado, pues toda mi vida dormí en camas similares.

Intenté dormir, pero cada vez que cerraba los ojos veía la cara de Ochako, no podía pensar en nada más que no fuera estar con ella, comenzaba a ponerme ansioso, me movía por la cama en busca de una mejor pose esperando que eso me ayudara a descansar, pero fue en vano, en ese momento decidí algo.

Me escaparía a cualquier costo con tal de volver a estar junto a ella.

Narra Ochako:

¿Como pude? Era la pregunta recurrente en mi cerebro, lo dejé a sus suerte como una cobarde.

Ya van tres días que no lo veo, sé que está en un reformatorio y no en la cárcel, me calma un poco, pero me asfixia el sentimiento de no verlo, no saber que esta haciendo o si está bien ¿habrá dormido bien? ¿se ha alimentado como debe? ¿Se habrá peleado?.

Todo esto no me dejaba estar tranquila, no sabía que hacer, mis intentos de ir a la ciudad e intentar ayudarlo a salir eran detenidos por Stain-Sensei, decía que era imprudente, pues hace muy poco de la misión fallida con los agentes.

Dormir me costaba demasiado, ya me había acostumbrado a su presencia y ayudarlo a calmar con sus pesadillas, sus murmullos mientras dormía, si charlas extrañas antes de dormirse, todo.

Me sentía vacía, que una parte de mi estaba lejos y no podía hacer nada, rasguñaba los colchones de la desesperación, miraba nostalgica el camarote encima de mi, esperando ver la sábana con su leve respiración moverse, pero no estaba ahí.

Izuku, lo siento.

Izuku, lo siento

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Continuará...

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Esta es la continuación de la historia con el mismo nombre, escrita por Tellavel, todos los derechos, e idea principales son de su autoría.

Ya saben, pueden pasarse por mi perfil y ver si les interesa alguna de mis otras historias, lo agradecería muchísimo.

Una vez dicho todo, besos en la pantorrilla derecha, arrivederchi

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2021 ⏰

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《ALMAS OSCURAS》 [CONTINUACIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora