1.- Los nuevos vecinos guardan un secreto.

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#AKAFURI

❀*ೃ༄Fandom: Kuroko no básquet

❀*ೃ༄Ship: AkaFuri

❀*ೃ༄Advertencias: Yaoi, Intento de terror, Gore, Muerte de un personaje.



❀*ೃ༄ Haizaki se muere de curiosidad por saber que ocultan sus tan "queridos" vecinos...❀*ೃ༄

Haizaki y sus padres se habían cambiado recién a esa zona habitacional, el estatus de la residencial era de los más altos y la razón de su cambio se debía al nuevo trabajo de su padre quien; después de muchos años logro cumplir la promesa de matri...

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Haizaki y sus padres se habían cambiado recién a esa zona habitacional, el estatus de la residencial era de los más altos y la razón de su cambio se debía al nuevo trabajo de su padre quien; después de muchos años logro cumplir la promesa de matrimonio a su madre, de comprarle esa casa que tanto deseaba en el mejor lugar que pudiera.

Haizaki no tenía una mala relación con sus padres, pero lo cierto es que no tenía mucho contacto con ellos ya que ambos trabajan a menor o mayor medida a lo largo del día. Así que; siendo un joven adolescente, sus acciones eran un poco cuestionables, saliendo a altas horas de la noche, vandalizando en compañía de su grupo que ya era considerado incluso delictivo. Incluso se había teñido el cabello de negro, siendo ya catalogado en el poco tiempo que paso en su nuevo hogar, como el terror de sus vecinos; los niños al menos, ignorado por los adultos a los que no les importaba mucho su actuar, más allá de que no destrozara sus jardines o rompiera sus adornos en ellos.



Es como siempre, a muy pocos adultos les interesa saber lo que hacen los adolescentes.



El pelinegro no es ningún acosador hasta ese momento, pero ese algo malvado le hace observar a la pareja de al lado. Desde el primer día en que los vio, en el momento en el que saludaron a sus padres y le sonrieron, lo noto. Algo era diferente. No le molestaba en particular que ambos fueran hombres, lo que lo enerva es el hecho de ver sus sonrisas, sus relaciones con la comunidad, la aparente felicidad que parecen exudar como si de miel se tratara. Todos los aman y eso lo odia.

Una pareja así no debe de ser... real, y él por supuesto que lo va a descubrir. Los expondrá como los cerdos que se supone deben de ser, pues en su retorcida forma de pensar, lo ve como si estuviera haciendo un servicio a la comunidad.

Esa noche, se cuela en la gran casa. Sabe que sus vecinos no están, ya que no ha visto movimientos en el tiempo que estuvo vigilando, por lo que le resulta extrañamente fácil el poder colarse. ¿Quién deja la puerta de atrás sin seguro? Sus padres por supuesto no lo hacen, acostumbrados de los miedos a los robos de su anterior vecindario.

Mientras camina a tientas en la oscuridad ve gracias a la luz que se cuela entre las ventanas muchas fotos. Viajes, paisajes, una boda, toda una vida contada en muchas imágenes.





Pero es inusual.



Algunas parecen tan viejas que no pueden ser posibles. No para la apariencia de la pareja, sus edades y figuras. Haizaki se detiene a tomar una de ellas, y aun amparado en la oscuridad se atreve a acercarse a la luz para examinarla. Kouki; como se llama el de cabellos castaños, está sentado en lo que parece un sillón de mimbre, el pelirrojo; está de pie a su lado, con esa expresión seria que siempre tiene en el rostro. No es una fotografía como había pensado en un principio. Se trata de una pintura muy bien detallada, el color, las formas de los rostros. Son ellos y es completamente imposible.

Ambos tienen ropa de época, no es muy inteligente, pero sabe que los samuráis no son de hace 10 años. Las fotos no están en la sala principal, pues una habitación al fondo, muy cerca de la puerta de salida que da al patio por donde entro, un lugar que nadie; a menos que tuviera un permiso expreso, entraría. Más bien parece una sala de exposición antigua, con tantas cosas de tantas épocas.



-Quizá tengan algún fetiche por lo viejo; si, eso tiene que ser-. Es la idea que pasea en su mente.



Traga saliva, no sabe si quiere seguir espiando. Camina por el gran pasillo y es cuando escucha el sonido. Haizaki sonríe, pues el inconfundible sonido del sexo es lo que lo atrae. Nunca ha visto a una pareja gay tener sexo, por lo que la curiosidad y el morbo lo llaman a asomarse, pues esta seguro de que puede tomar un par de fotografías para usarlas más tarde como forma de chantaje.

Se asoma con lentitud hasta poder ver por el agujero de la cerradura, solo bastan segundos para que se deje caer de golpe sobre su trasero en la madera del suelo, pero rápidamente se levanta para dar la vuelta y salir corriendo. El sonido de su corazón truena en sus oídos como tambores de guerra, su respiración se agitó por el miedo a lo incomprensible, sudor corre por toda su espalda que hace que la temperatura de su cuerpo y del ambiente en contraste le provoquen escalofríos. Llega como puede entre el terror y el miedo a la puerta trasera e intenta salir, pero ni siquiera es capaz de abrirla, no cuando es lanzado con fuerza hacia el pasillo y de vuelta a dentro, en medio de la más aterradora oscuridad.



Grita con todas sus fuerzas, tanto que le duele la garganta, pero no hay nadie para escuchar. Nadie le escuchara.



Kouki lo detiene con uno de sus pies sobre su pecho moviéndolo con lentitud sobre su cuerpo, se ha puesto una bata, pero aún es visible parte de su piel. Escamas color cobre y dorado se van desvaneciendo, pero innegablemente sabe que ahí están; o estaban.



-¿Hace cuánto crees que estamos aquí, querido? - le dice el castaño mientras pisa su hombro para mantenerlo quieto, el siseo que se denota en sus palabras al hablar le da un toque escalofriante.



Haizaki grita ante el dolor de lo que sabe debe de ser un hueso roto cuando ejerce presión, pero ni el llanto ni sus gritos hacen algo para evitarlo. Lo que ha visto, no puede ser verdad... lo que ha visto. El horror, la monstruosidad.





-Sin duda es cierto - escucha decir al pelirrojo -Y comprenderás que no puedes salir después de vernos... al menos no con vida -



Puede importarle menos lo que ese par son. Pues verlos como los había visto era suficiente horror como para saber los pormenores de donde provenían, de lo que eran y lo que serian por el resto de sus vidas. Enroscados uno sobre el otro, con sus cuerpos escamosos, brillantes colmillos y escamas mientras disfrutaban de su... apareamiento. El color cobre del de cabellos castaños y el color sangre del pelirrojo.

Eso de ver pasar tu vida mientras mueres es una mentira. Lo que Haizaki ve son las sonrisas retorcidas en las caras de sus vecinos, la piel del castaño parece estirarse en sus huesos, se deforma su quijada mientras su boca se abre más allá de lo humano. Su cuello se estira, el sonido de su piel crujir es insanamente asqueroso.





-Pude oler la maldad en tu sangre y saboreé en mi boca el cómo sería la viscosidad de ese mal, no sabes lo mucho que lo deseaba- sisea el pelirrojo



Seijuuro y Kouki, así se llaman sus vecinos, la forma de su quijada al estirarse más allá de lo humano le recuerda a una serpiente, cómo su lengua se bifurca bestial, lamiendo la sangre que baja de sus ojos, su nariz y boca abierta siendo esa imagen lo último que ve antes de que su cabeza sea arrancada de sus hombros.

FICTOBER CLICHES DE TERRORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora