6.

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Había pasado más de una media hora en la que la de ojos rosa, quien estaba en una cama de la enfermería del instituto, había despertado, oliendo primeramente un aroma que le era familiar antes de volver a reaccionar muy bruscamente.

Se levantó con fuerza de la camilla donde se encontraba, movió las cortinas que estaban a su alrededor, encontrándose así con su hermano sentado, tembloroso, y con aquellos ojos llenos de lágrimas en otra camilla.

Lo que más la sorprendió, enojó y entristeció, era que su hermano talvez ya no tenia posibilidades de ser el mismo niño alegre de antes.

El negro se había apoderado de aquellos bellos ojos que antes eran rojizos como una llama oscura.

-O...onii-chan..- Habló la chica en una escena nada esperada ni raramente adecuada. Al momento que la voz de la de ojos rosas salió, esta estaba sentada al costado de su hermano, sosteniendo su mano -...Perdóna..me, no... pude pro...tegerte. - Las lágrimas también se apoderaban de sus ojos.

Ahora ambos hermanos estaban con lágrimas en sus ojos, la diferencia era que, el mayor no expresaba nada, sólo temblaba. Mientras que la menor estaba frunciendo el ceño intentando aguantar el grito que quería dar.

- ¡TANJIRO! ¡NEZUKO! - Interrumpió la mujer que estaba a su cargo, azotándo la puerta de aquel lugar. El director del instituto le había explicado lo que había sucedido, Kotoha, quien al escuchar esto, salió inmediatamente de su hogar, no se había cambiado, seguía con sus mismas prendas, aunque eso no era lo importante.

Lo importante era ver si los adolescentes estaban bien.

- Lo... lamen..to, Tía... - La mujer de ojos verdes abrió sus ojos de sorpresa al escucharla. - No... pude proteger... a mi hermano... Lo siento... Lo siento... Lo siento... - La voz de la menor se volvía a romper, antes que eso sucediera abrazó a su hermano de cabellos rojizos para ocultarse en el hombro de este.

Kotoha notó de inmediato la mirada del chico, ¿Aquellos ojos... no eran rojizos? ¿Por qué son negros? ¿Qué había sucedido?

Llevó su mano derecha a sus propios labios, empezó a pellizcarlos con fuerza para luego, derrumbarse en el suelo de aquella habitación en silencio.

Otra vez volvió a fallar.

Sólo tenía una cosa que hacer, era tan solo cuidar a los 3 niños de su hermana de diferente sangre.

¡Tan sólo eso tenía que hacer! ¡Y nisiquiera pudo hacerlo!

¡Falló! ¡No cumplió bien su promesa! ¡No pudo cuidarlos bien!

"Fallé como mujer y madre."

repetía.

Se estaba agarrando su cabello, queriendo tirar de estos. En ese momento sintió una mano en su hombro.

Pero lo que se dió cuenta cuando volteó, era que no había nadie a su detrás.

-...¿Kie-san?...- Pensó, quedándose un momento en silencio.

¿Aún podía hacer algo? ¿Aún era tiempo de hacerlo? ¿Aún podía salvar a aquel pequeño adolescente de volver a sufrir? ¿Podía ayudarlo?

Sintiendo unas manos en su rostro, pudo confirmar que si, debía dejar de llorar y rendirse fácilmente cuando una desgracia sucedía, debía aprender a ser fuerte. Se secó las lágrimas, para sentarse en la camilla donde se encontraba el pequeño omega.

-Tanjiro, está bien, estamos aquí, por favor... ya no dejes salir más tus lágrimas, tus hermanos y tus padres no querrían verte asi...- Susurró, sosteniendo la otra mano libre del chico.

"Indomable" | •Giyuutan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora