Capítulo 1

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El precio de una caricia

Nota: Bueno los dos hemos decidido, empezar esta historia, contando uno de los momentos que marcó un antes y un después en nuestra amistad.

Pov Bruno

No me lo podía creer, no podía asimilarlo aún.

Pol Rubio, el chulito, el macho alfa de la clase y el causante de la mayoría de mis suspiros. Iba a dormir en en mi casa.

Tenía los nervios a flor de piel y aunque intentaba disimularlo, a veces me era imposible.

¿Se habría dado cuenta Pol de lo nervioso que estaba?

Ahora que han pasado los años y hemos vividos miles de aventuras, te puedo decir, que sí, que sé dio cuenta.

"Pues claro, parecías un flan a veces", eso me esta diciendo Pol ahora mismo.

Bueno el caso es que, al parecer eso del teatro no sé hereda. Ya que nunca he tenido los dotes de la yaya para la actuación, al parecer.

[...]

Sinceramente, la noche llego más pronto de lo esperando, me imagino que pasar el tiempo con tu crush, es lo que tenía. Que todas los minutos, horas, días, semanas e incluso meses, te pueden parecer segundos estando a su lado. Y eso es lo que me pasaba a mi, cuando tenía a Pol cerca de mi.

"Espera, espera, espera...cómo que te pasaba, ¿que pasa que ya no soy lo suficientemente sexy para ti?"

Eso me acaba de soltar Pol, que esta a mi lado leyendo lo que escribo.

Como ves, a día de hoy eso de interrumpir a los demás, lo sigue haciendo. Para mi, que es un caso perdido.

Bueno a lo que iba, que sino, no acabo de contarte nada y la historia se va a la mierda.

El caso es que yo estaba tumbado wn mi cama, mientras que él, estaba wn un pequeño colchón que mi abuela siempre tenía a mano, por si surgía algún imprevisto. Y que habíamos colocado en el suelo, pegado a mi cama.

Por cierto, otra interpretación, creo que esta mujer, estaba y está preparada para todo, aunque no me extraña teníendo de hijo a mi padre, que nunca sabía por dónde te iba a salir. En eso Pol se parece bastante a él.

Así que cuidadito coon: Carmina Calduch.

[...]

Recuerdo que en un momento dado, Pol se levantó, cogió el pijama y sin decir nada, se fue directo al baño de mi habitación.

Mientras yo me quedé ennmi cama, empollando el exámen de 'Lengua Catalana' que nos había puesto Eugeni o como le solíamos llamar Hitler y que papá se encargo de robar.

Bueno, también tengo que admitir que eso de empollar, se acabo cuando vi a través del espejo de mi habitación y que sutilmente estaba colocado, para poder ver parte del baño. A Pol quitándose la camiseta y dejando a la vista, sus increíbles abdominales.

Que afortunado me sentía en ese momento, de tener esas vistas a través del espejo.

Pero había otro problema, bueno dos.

El primero, que no sólo se me alegro la vista al ver ese momento, sino que mi amiguito se alegro también.

Y el segundo, que esas vistas a los pocos minutos, desaparecieron escondiéndose en una camiseta negra, que pude intuir como la parte de arriba del pijama.

[...]

No sé cuánto tiempo pasó, hasta que Pol volvió a mi habitación y a sentarse en ese viejo colchón.

Memorias de un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora