Capítulo 6

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Nota: Este momento que te vamos a contar, supuso un punto de inflexión y aceptación para Pol con lo relacionado a su enfermedad y yo me siento orgulloso del paso que dio ese día.

Pov Bruno

Pol y yo habíamos quedado para vernos en el parque, sinceramente no sabía ni que ponerme, no porque no tuviese ropa ni mucho menos, sino porque luego íbamos a ir a casa de su padre y Gloria a cenar y si, estaba nervioso era la primera vez que iba a cenar allí como pareja oficial de Pol.

Si, como has leído, después de años de esperas y miles de lagrimas por el Rubio, por fin era mío y es que si algo he aprendido de Pol a lo largo de los años, es que él necesita más tiempo que el resto para aclarar sus ideas y tomar una decisión, aunque yo seguía pensando que fue cosa del destino, pero Pol por aquel entonces a un no creía mucho en eso.

Así que dejemoslo, en que las cosas fueron fluyendo, haza encontrarnos de nuevo.

...

El sonido del interfono me saco de mis pensamientos, escuche a la yaya contestar así que tampoco me preocupe demasiado, por lo que seguí afeitando, ya que había salido hace poco de la ducha.

Una voz familiar y sin duda reconocible, me hizo distraerme de nuevo provocando que casi me cortase con las cuchillas.

¿Qué hacia aquí si habíamos quedado en el parque?

Sin pensarlo dos veces, empecé a afeitarme a la mayor velocidad posible que pude sin cortarme y salí del baño, aun siendo una simple toalla en mi cintura la que cubría la mitad de mi cuerpo.

Me dirigí al salón, lo más normal posible, ya que no era plan de aparecer corriendo semi desnudo delante de mi novio y la yaya.

[...]

Cuando llegue los vi charlando, bueno hasta que se dieron cuenta de mi presencia y todas las miradas fueron dirigidas a mí y mi cuerpo, haciendo que me ruborizada un poco.

"¿Qué haces aquí?, no habíamos quedado en el parque de al lado de tu casa'" dije algo confuso, mientras él me miraba de una for,a que no pude deducir hasta que lo vi mordiéndose el labio y luego fije mi mirada a su entrepierna.

El cabrón se estaba empezando a poner cachondo delante de la yaya, la madre que lo pario.

Lo que hizo que pusiera los ojos en blanco, penando en cuando había merecido yo este momento.

Hasta que lo, vi un ramo de flores tapando su entrepierna o al menos intentando ocultar su erección.

¿Esas flores eran para mí?

[...]

Sin pensarlo dos veces, me fui a terminar de arregla y por mi bien espera que acabar rápido, no sabes tu el peligro que tienen la yaya y Pol junto, compinchados para volverme loco entre los dos.

Ya arrogado, volví con ellos y los vi a los dos tomándose una copita de lomoncello, mientras mi abuela recitaba uno de los poema de Pablo Neruda y es que la Calduch es asi, sino esta ensayando una de sus obras o recitando algún fragmento de sus obras, eta recitando poesía o quejándose de la sociedad en el general y sobre todo de los jóvenes, el caso es estar siempre hablando.

Me acerque a ellos y di un ligero beso a mi novio en los labios, mientras cogía el ramillete de flores, pero no, me fue imposible cogerlo, al principio pensé que era debido a que aun tenia la erección, hasta que mirándome fijamente dijo: "No, no ,estas flores no son para ti".

Vale, ahora no entendía nada, la yaya acabo de recitar y él se levanto del sillón, para seguidamente acercarse a ella y tras darle un beso en la mejilla, darle las flores a ella.

Memorias de un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora