Hiro solo pedía tres días de paz pero nooo, tenía más tarea que ideas.
—Hiro tus niveles de estrés son altos, te recomiendo u-
—Cállate, Baymax, o juro que te desconecto.—Le amenazó el genio de 23 años.
Y una melodía lo interrumpió de su tarea. Agarró su maceta con un pequeño bonsái y abrió la ventana.
—¿Miguel?
—No hace falta que salga la luna, pa' venirte a cantar mi canción. Ni hace falta que el cielo esté lindo, pa' venirte a entregarte mi amor.—De nuevo, el cerebro de Hiro carburaba para no perder el hilo de la canción, volvió a hacer una mueca pero esta vez por algo que sintió en su corazón al traducir la letra.
"Ojalá sea taquicardia y no el maldito amor." Pensó Hiro, wow, qué optimista que es el chino este.
—No encontré las palabras precisas, pa' decirte con mucha pasión. Que te quiero con toda mi vida. Que soy un esclavo de tu corazón.—La voz de Miguel lo dejó un poco aturdido, era linda.
Hiro dejó el bonsái a su lado para prestarle atención al moreno, esta vez venía solo sin su copia. No lo había visto cruzar el café de su tía en los tres días y llegó a extrañar sus cursilerías. No era que Hiro detestara el amor, de hecho, tenía un gusto en las películas románticas, sólo que no lo entendía en lo absoluto.
—Solo Dios, que me vio en mi amargura, supo darme consuelo en tu amor. Y mando para mí, tu ternura. Y así con tus besos borro mi dolor.—Miguel levantó la vista para mirar a Hiro, este sintió la mirada del mexicano darle justito en el alma.
"No, no, no. Al diablo, no me mires así, Miguel. Me vas a matar." Pidió en su cabeza el medio asiático, su corazón empezaba a acelerarse.
—No te importe que venga borracho, a decirte cositas de amor. Tú bien sabes, que si ando tomando, cada copa la brindo en tu honor.
Y la cagó. La cara de borreguito de Hiro cambió a una de furia, tomó el bonsái y se lo aventó a Miguel, no importándole si lo descerebraba o no. La maceta impactó en la cabezota de Miguel, casi lo noquea pero el sombrero la hizo de escudo para no partirle el cráneo. Tadashi estaba afuera del café mirando todo con la risa atorada en la garganta por la cómica escena.
—¿Y ahora qué hice, pinche chino? Ay, mi choya.—Se sobó la cabeza con unos quejidos, sintió como le habían revuelto las neuronas como huevo.—Me confundiste las neuronas bien cabrón, Hiro, me hiciste heterosexual por dos segundos.
—No me gustan los borrachos, estúpido.—Cerró con fuerza la ventana, insultó en los tres idiomas que conocía y se fue a hacer la tarea de mal humor.—Ibas bien, maldita sea, Miguel. ¡Ibas tan maldita sea bien!
Miguel estaba agüitado sentado en una de las sillas afuera del local con Tadashi, este curaba un corte que la maceta de cerámica le había hecho en la nuca. Él se estaba tragando la risa, olvidó ese pequeño detalle de su hermanito menor, oyó a Miguel dar un suspiro.
—No sabía que tiene tan buena puntería.—Dijo desanimado el menor, quejándose en voz baja por la herida abierta en su cabeza.
—De hecho, no la tiene, Miguel.—Le dijo divertido el mayor, ver a Miguel triste le dolía, había estado 3 días junto al mexicano para contarle de Hiro.
—No ayudas, Dashi...—¿Ese apodo siempre había sonado tan bien? Le pasó una sensación en el estómago que no tardo en descifrar, le empezaba a gustar Miguel.
—Ay, por la ciencia.—Se dijo a sí mismo, ¡le gustaba un chico de 21 y él tenía casi 27! Pero, es que, ¿cómo no hacerlo? ¿Quién es su sano juicio no caía redondito por Miguel Rivera? Hiro no cuenta.
—Gracias, Dashi, nos vemos mañana para hablar del chinito malhumorado de mi corazón.—El mayor solo asintió, pensando seriamente en lo que acababa de descubrir.
Miró a Miguel desde lejos, no podía creer lo que su corazón le estaba haciendo. Era crueldad.
Se viene con todo el drama, people.
by: Mateo.
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‹ ִֶָ . ָ࣪ 𝘀𝖾𝗋𝖾𝗇𝖺𝗍𝖺 𝗽𝖺'𝗅 𝗰𝗁𝗂𝗇𝗈 ۰⸼ ۫𓂅 (higuel)
Fanfictionno intentes llevarle serenata a un "chino" robótico prodigio o terminarás como el probre de miguel rivera.