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Noches agonizantes

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Noches agonizantes. Llantos repentinos y angustia era todo lo que habitaba en él.
Le molestaba mucho despertar a la mañana y ver a Yun tan alegre comer su cereal ahogado en leche,mientras miraba videos o series en su teléfono. Ignorando por completo la existencia de Armando hasta que este hacía algún sonido de presencia y allí captaba la atención ajena.

Ese día era como otros.
Movía su pierna de forma inquieta,suspirando pesadamente y sintiendo esa inexplicable fragancia a hospital en el aire.
Al frente suyo estaba la puerta del nutricionista,que se abrió y por la misma salió Yun con unos papeles en las manos. El médico se abstuvo de hablar con Armando,el chino ya no tenía doce años y suponía que Yun no olvidaría la conversación que tuvieron,que era básicamente su diagnóstico y resultados hasta el momento. 

Aún no se alegraba de verlo,todavía quedaba esperar cuarenta minutos hasta que Yun saliera del consultorio del psicólogo.
Sus miradas se conectaron y el pelirrojo le sonrió mientras le dejaba sobre el regazo las hojas que el anterior doctor le había escrito. Luego,se metió a la misma habitación en donde el tipo de cabello naranja natural le esperaba para escucharlo hablar de si mismo.
¿Debía de empezar el psicólogo también? No sabía cómo afrontarlo, últimamente no sabía afrontar las cosas más que con un llanto repentino y silencioso.

Empezó a cabecear aún sentado esperando a Yun. Recién entraba,así que una siestita no le haría daño,total,el chino lo despertaría,no sería capaz de irse sin él...no,claro que no lo haría.
Sus ojos empezaron a cerrarse lentamente y al final se durmió. Su cuerpo entró en una fase de paz abrumadora ¿Estaba bien pensar en que no quería salir de allí? No quería despertar. Su cuerpo volaba suave en una acolchonada nube,extrañaba esa sensación de liviandad y tranquilidad. Unas manos brotaron de la nube en la que viajaba,pero estás no eran aterradoras. Eran pálidas,de dedos largos y una suavidad increíble. Se paseaban por su rostro y cabello. Dos de ellas realmente tomaron maña y solo acariciaban por debajo de sus ojos,se sentía tan bien...tan...real.

Abrió los ojos lentamente y su rostro se encontró con el de Yun nuevamente. Este pasaba sus pulgares por debajo de sus ojos ¿Acaso estaba llorando? Se sentó en su lugar y se estiró,para luego sonreír torpemente.

-¿Tienes sueño? Puedo cancela' lo de hoy-

Habló preocupado el chino mientras tomaba con un suave agarre el brazo de Armando y lo levantaba.

-no,no,estoy bien, tú necesitas estar con tus amigos al menos una noche-

-¿Y tú? No e'tas dulmiendo hace mucho tiempo,necesita' tu espacio y tiempo también-

-este no es mí Yun...el mío hubiera sido menos coherente y más ignorante ¿Te cambiaron allí dentro mientras dormía?-

-no sea' bobo-

Reprochó el de menor tamaño mientras daba un codazo limpio a las costillas del mayor. Ese sacó un quejido junto con unas risas de ambos.

Se subieron al auto de Armando y se fueron al supermercado más cercano. Si bien faltaban bastantes horas,debían prepararse para los compañeros de el pelirrojo. Más que nada porque a Armando le ponía nervioso hacer todo sobre la hora y debía tenerlo todo listo al menos unas tres horas antes,aunque en ese momento faltaba como unas cinco.

𝚝𝚛𝚒𝚌𝚔 𝚏𝚊𝚒𝚕𝚎𝚍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora