Capítulo 10

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-Aproximadamente 6 años después-


Jiang Cheng mantiene un ojo cauteloso en el hombre atado y arrodillado al otro lado de la habitación mientras que Lan Wangji sirve su té –Gracias- Murmura, Lan Wangji le dedico una de sus pequeñas sonrisas, mientras los dos se acomodan en los cojines uno al lado del otro. 

– ¿Esa no es una cinta Lan?- Susurra su “invitado”, con los ojos fijos en el antebrazo de Jiang Cheng. 

–No se te ha dado el permiso para hablar- Jiang Cheng informa suavemente, con la mirada fija en lo que parece ser una flauta de bambú toscamente formada metida en la faja del hombre, procesando todo.

¿Qué está pasando? Lan Wangji había buscado a Jiang Cheng en el momento en que Lan Wangji y Jin Ling habían regresado de su casería nocturna. “Nos encontramos con algo que creo que te interesara”, había declarado crípticamente Lan Wangji, sin decir nada más antes de arrastrarlo a esta sala de recepción informal y jurar que regresaría.

Y regresó, con un hombre que apenas había cumplido unos cuantos años de edad adulta, atado de pies y manos. Lan Wangji le había ordenado que se arrodillara, Jiang Cheng observaba con tanta curiosidad, luego comenzó a preparar su té.

“Claramente no se siente que la situación sea peligrosa”, declara Jiang Cheng, observando la postura relajada de Lan Wangji, la forma en que sus ojos no se ofrecen a mirar al hombre, sino que lo estudian con la misma esquina de su labio acurrucada. 

–Cultivador demoníaco- Las repentinas palabras de Lan Wangji se entienden como una dirección, el hombre endereza su postura, las rodillas chirriando en el suelo –Expliqué al líder de la secta Jiang y a mí porque se le vio convocando y comandando al General Fantasma-.

Jiang Cheng se sobresalta tanto como su prisionero, pero la mano de Lan Wangji aterriza en su muslo, tratando de calmarlo. Es más íntimo de lo que Jiang Cheng normalmente permitiría frente a otras personas, pero reconoce el gesto calmante por lo que es y respira con cuidado mientras el hombre atado comienza a reírse nerviosamente. 

–Oye, eso también fue una sorpresa para mí- El hombre se ríe, con una sonrisa forzada – ¡Pensé que sus cenizas se habían esparcido en la Ciudad Sin Noche hace años!-. 

–Estás esquivando la pregunta- Espeta Jiang Cheng con un vago temor curvándose en sus entrañas “¿Podría ser?” Sus ojos se dirigen a Lan Wangji apretando el pecho. 

– ¿Y la canción que tocaste para despedirlo?- Lan Wangji continúa y Jiang Cheng tiene que obligarse a apartar la mirada de su esposo. La cara de Lan Wangji es una máscara cuidadosa, cuando está así, incluso Jiang Cheng no puede adivinar lo que está pensando.

El hombre es ¿Wei Wuxian? ¿Es posible después de todos estos años? Se encoge de hombros lo mejor que puede, con las manos atadas a la espalda. 

–Solo algo que escuché en alguna parte- Incluso arrodillado, esté en un movimiento casi constante, leves cambios de posturas y tics nerviosos de los musculos, Jiang Cheng cuenta cuidadosamente el comportamiento en la columna “Podría ser” en su mente. Wei Wuxian despreciaba quedarse quieto.

La mano en el muslo de él se aprieta, Jiang Cheng se vuelve hacia él arqueando una ceja – ¿Wangji?-. 

–Escuchaste la canción en la cueva del XuanWu de la Masacre- Declara Lan Wangji, confiado y acusador, aunque Jiang Cheng no tiene idea de lo que quiere decir, su prisionero se congela, al igual que el color de su cara se esfuma.

“El XuanWu de la matanza, Lan Wangji y Wei Wuxian estuvieron solos juntos durante varios días”. El aire se le escapa a Jiang Cheng en una ráfaga abrupta y tartamudea. “Lan Wangji lo sabe, está seguro. Este debe ser Wei Wuxian.

Engancharse "Una incursión en mejores relaciones sectorialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora