Harry y Hermione One Shot.

1. Otro final.

La vida era bastante agradable después de la guerra. Un final con demasiadas muertes para celebrar, pero al fin libres de Lord Voldemort. Las cosas poco a poco, parecían volver a la normalidad. Harry y Ginny regresaron, mientras que Hermione y Ron se hicieron novios tiempo después.

Cuando estaban en público, la gente los miraba con expresiones amables. Harry Potter y sus dos mejores amigos. Los adolescentes que habían salvado el Mundo Mágico. De vez en cuando alguien se les acercaba y les pedía un autógrafo o una foto. Les sonreían, recordando cómo la guerra los había convertido en héroes y lo valientes que habían sido.

La Madriguera no parecía muy diferente a todos los veranos que habían pasado juntos. Los cuatro amigos pasaban la mayor parte de su tiempo juntos. Recordaban los viejos tiempos con cariño, a veces con alegría a veces con el más profundo dolor por lo que ya no estaban entre ellos, ese tema causaba bastante revuelo. No hablaban mucho sobre la guerra o las consecuencias, pero era un tema que jamás podrían dejar de lado. A Harry no le gustaba discutir sobre Lord Voldemort y la destrucción que causó.

—Quieren que demos una entrevista, quieren saber cómo vivimos escapando de Voldemort tantos meses —dijo Ron leyendo una de las tantas cartas que llegaban en el correo de la mañana.

—Lo siento, pero Neville me pidió ayuda con unas plantas, nos vemos después —se excusó Harry para salir de la habitación.

—Desde luego, nos vemos después —Ron continúo leyendo el correo.

Ginny salió detrás de Harry a toda prisa. Hermione no dijo nada, pero sabia el mal mentiroso que era Harry.

—¿Qué ocurre? —le preguntó Ginny a Harry cuando lo alcanzó.

—Nada —. Murmuró Harry casi inaudible y se dio la vuelta.

—Si te molesta tanto estar aquí, ¿por qué no lo dices?

—Nada —volvió a decir, ahora más alto.

Ginny pensó que jamás podría descifrar los pensamientos de Harry. No podía encontrarle ningún sentido, pero sabía que no debería preguntar más porque no obtendría respuestas.

Más tarde esa noche, mientras todos yacían dormidos es sus camas. Hermione abrió los ojos, no podía dormir tranquilamente, sabía que algo andaba mal. Se despertó preguntándose si las cosas iban bien con Harry. Ginny estaba profundamente dormida al otro lado de la habitación. Se puso un abrigo salió de sigilosamente. Abrió la puerta para encontrar a Harry parado allí al fondo del pasillo. Se dio cuenta de que estaba tan nervioso como ella, y sus vaqueros arrugados y su camiseta le dijeron que se había siquiera ido a acostar. Instintivamente, ella puso un dedo sobre sus labios como una indicación para que él hablara en voz baja ya que Ginny estaba dormida.

Harry se quedó ahí parado, con las manos en los bolsillos y la boca entreabierta como si hubiera algo que quisiera decir, pero no sabía cómo decirlo.

—Hay algo mal ¿cierto? —preguntó Hermione en voz baja.

Harry sonrió nerviosamente y miró a Hermione con un aire de tristeza.

—Yo ... yo ... no debería haber venido, pero no sabía a quien más acudir.

—Ginny está dormida.

Harry volvió a mirar a Hermione sintiéndose más aliviado.

—¿Quieres ir unos minutos a la cocina a tomar una taza de té?

—Seguro.

Hermione bajó las escaleras lentamente. Y luego se dio la vuelta hacia la cocina. Harry siguió a Hermione, donde puso a hervir una tetera en la estufa. Ella se sentó en la pequeña mesa mientras él se apoyaba en el mostrador.