4. Distracciones.

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El Quidditch no era una de las actividades favoritas de Hermione Granger, no podía decir siquiera que le gustaba, pero debía asistir para apoyar al equipo, era una situación implícita siendo una alumna de Ravenclaw. Padma Patil solía decir la mitad del tiempo que debían animar al equipo, especialmente cuando jugaban contra Gryffindor. Esta tarde era el caso, partido contra el mejor equipo de Quidditch de la escuela.

Hermione sabía bien las reglas, las formas de juego, los mejores jugadores, en general la historia. Había leído decenas de libros sobre el tema, pero su némesis era una escoba voladora, temía a las alturas. No era para menos cuando su primer contacto con una escoba voladora termino en dos semanas en la enfermería con fracturas y moretones.

Hermione entró en el Gran Comedor, luchando por meter su libro de Aritmancia en su mochila. Resopló molesta cuando el grueso libro encuadernado en cuero oscuro se negó a deslizarse dentro de la bolsa, en su lugar golpeó la mesa, haciendo sonar los cubiertos a su alrededor.

—Hola a ti también —dijo Padma torciendo los labios —¿Tienes algún problema contra los libros esta mañana?

—Mi mochila está extremadamente llena —respondió Hermione —. Necesito un hechizo de expansión urgente.

—Ni siquiera necesitas todo eso —aclaró Padma extendiendo la mano por encima de la mesa para agarrar la jarra con jugo de calabaza —. Quiero decir, hoy no tenemos Aritmacia, solo deja los libros que no necesitas, fácil.

Hermione suspiró.

—Lo sé, pero me gusta tener todos los libros conmigo para repasar, en caso de no tener algo que hacer.

Padma puso los ojos en blanco y se sirvió un vaso de jugo.

—¿Quieres jugo?

—Eso sería genial, sí. Gracias.

Hermione sacó su varita y un segundo después sus libros se deslizaron fácilmente en la mochila.

—No puedo creer que me hagas parecer una alumna de primer año realizando magia tan avanzada.

Hermione se encogió de hombros.

—Cuestión de práctica, intensa práctica.

—Hablando de práctica, recuerdo que no fuiste a ninguna de esta semana, pero no te perdonare si faltas al partido.

Padma le había llevado un enorme sombrero con los colores de su casa para hacerse notar durante el partido. Los últimos años tenían la libertad de personalizar sus uniformes para apoyar a su equipo. Pero Hermione no quería que todos las miraran como una animadora y amante del Quidditch, excepto quizás por Harry Potter. Tan solo pensar en él, la ponía feliz y nerviosa al mismo tiempo.

Harry era el mago más interesante de todo Hogwarts, tenía los atributos perfectos para enamorar a cualquier joven de su edad. Ella no era la única que se había enamorado de Harry, pero no quería parecer tan obvia. Seguramente se sentía presionado con tanta atención sobre él.

Hermione miró hacia la mesa de los Gryffindor antes de responder, con los ojos fijos en Harry. Estaba sentado entre Ron Weasley y Neville Longbottom. Parecía nervioso, por lo general, permanecía estoico y concentrado, pero estuvo muy cerca de golpear el jugo de calabaza de Neville con su mano derecha mientras se giraba para escuchar a Ron. Aunque estaban a una distancia considerable, Hermione captó sus palabras y suspiró. Harry estaba hablando de Quidditch con sus amigos.

Volvió su atención a Padma, quien la miraba con una sonrisa de complicidad en su rostro.

—¿Qué?

—Es Harry Potter, ¿no?

—¿Qué es Harry? —Hermione volvió a mirar a su mejor amiga.

—La razón por la te pusiste roja y respiras raro. Es Harry, ¿verdad? —Padma se inclinó sobre la mesa y puso su mano sobre el brazo de Hermione —. Me lo puedes decir, lo sabes.

Harry y Hermione One Shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora