5. Entrometida.

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Rita Skeeter siempre estaba al acecho. La bruja que durante mucho tiempo trabajó como reportera de El Profeta, ahora se dedicaba a escribir notas amarillistas en una revista de chismes. A pesar de la mala reputación que había conseguido a través de los años, le iba bastante bien, eso debía agradecérselo a principalmente a Harry Potter. La vida del joven mago que logró derrotar a Voldemort era el tema central de las conversaciones cada semana. Cualquier cosa que tuviera que ver Harry era inmediatamente investigada por Rita Skeeter.

Habían pasado cinco años desde la guerra mágica. Mientras El Profeta hablaba con demasiado respeto de los eventos ocurridos bajo la amenaza de Voldemort y las vidas perdidas, la nota de Rita Skeeter estaba enfocada en el compromiso de Harry con Hermione Granger.

Skeeter hizo un puchero, por primera vez en mucho tiempo no sabía que aumentarle o en que partes mentir para que la historia pareciera más picante para el lector. Hermione y Harry era la pareja más reservada y poco romántica del mundo.

La mayoría de los lectores esperaba una historia épica llena de declaraciones de amor infinito, no esta relación fría, cuya única diferencia con los otros romances de los héroes de guerra, era que había durado bastante. Probablemente más de lo que pensó Skeeter, ella siempre tenía razón en sus predicciones, de hecho, estaba segura de que no pasarían un mes juntos. Se equivocó y eso la molestó, necesitaba agregar algo realmente impresionante, esa era la razón por la que aun leían sus artículos.

Pero, ¿de donde sacar un buen título? Harry era terrible con las flores, los chocolates, las cenas y las joyas. Afortunadamente, Rita Skeeter no esperaba nada de eso y consideraba que una pluma era mejor que la mayoría de las declaraciones de amor que pudiera hacer Harry Potter. No dejaría que nadie se interpusiera en su camino.

La pareja carecía de cursilería. Rara vez se tocaban en público. ¿Es ridículamente tímido, o realmente no quiere besarla de vez en cuando? Se preguntó Rita Skeeter, mientras trataba de encontrar mayor contacto físico entre Harry y Hermione. Comenzó a escribir sin compadecerse de Hermione por la estupidez general de Harry. Ellos solo se miraban discretamente y sonreían tenuemente como si fueran una pareja del siglo XIX.

Skeeter siguió a Harry cada minuto de la semana, la primera parada de sus compras fue la joyería, sabía que era para comprar el anillo de compromiso, no perdió el tiempo y tomo su forma animaga para recabar información.

Harry no se quemó demasiado la cabeza en mandar a hacer una pieza exclusiva, ni siquiera algo significativo para Hermione. Se apresuró de último momento al establecimiento para comprar cualquier anillo disponible con el tamaño indicado del anular de Hermione.

El joyero le mostró sus mejores piezas, dignas de ser portadas por una heroína como Hermione, pero Harry terminó ignorando la mayoría de sus consejos.

—Hermione no querría una piedra tan grande, quiero un anillo elegante, pero nada ostentoso —le dijo Harry al hombre que atendía.

Al final, para disgusto de Skeeter, compró una pequeña banda plateada con una piedra tan pequeña que se difuminaba en la línea. Él ya sabía que a Hermione le gustaban las joyas pequeñas, un objeto sencillo que pudiera usar sin miedo a perder por estar quitándoselo cada vez que lastimara su dedo.

Esa misma noche, Harry le propuso matrimonio a Hermione. Skeeter no pudo pensar en la mejor forma de romper el romanticismo que cenar y al terminar hacer la propuesta, nada lo suficientemente especial para celebrar la ocasión, nada de fuegos artificiales y música o de menos flores.

—¿Te casarás conmigo? —preguntó Harry con demasiada naturalidad.

—Sí —Hermione parpadeó y luego sonrió, apretándole la mano.

Harry y Hermione One Shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora