Harry y Hermione One Shot.

6. Más allá del tiempo.

Él era un héroe, había ganado, Voldemort estaba destruido, consumido por la misma magia que lo había hecho volver. Todo el que supiera de él, decía que Harry Potter era feliz, pero nada más alejado de la realidad, era mentira. Harry sentía que la vida misma se desvanecía de entre sus dedos.

El escenario se mostraba bélico, Hogwarts cayendo en mil pedazos, el aire frío soplaba entre los cimientos, helando aún más los cuerpos sin vida que se apilaban en lo que fue el área del gran comedor.

Harry veía que todos respiraban con tranquilidad como no lo hacían desde hace ya bastante tiempo. Voldemort había muerto, jamás volvería a lastimar a nadie. Y con él, todo el infierno que había creado en vida. Podía sonar cruel, pero tal vez todo eso era necesario para que el curso de la historia pudiera proseguir con un final feliz. Aunque no para todos. Y mucho menos para él.

Harry caminaba sólo entre los pasillos improvisados, mirando entre las personas que habían luchado codo a codo con él en una guerra tan imposible. Conocía a algunos, otros eran caras nuevas. En esos momentos, se convencía de que la vida tenía algo contra suya. Había perdido a sus padres, siempre había alguien que le hablaba de ellos y revivía su recuerdo, pero nada más, continuaba sintiéndose vacío. Soportar vivir once años y veranos junto a unos parientes, quienes nunca le dieron una muestra de afecto lo volvieron menos cariñoso. Y ser objeto de burla sus primeros años en Hogwarts, no ayudo demasiado.

Solo una persona le demostró que lo quería de verdad, que jamás lo dejaría luchar solo. Ella. Hermione Granger.

Casi enseguida de conocerse, Hermione se acercó a él. Aquel día del primero de septiembre de hace siete años, y aunque en un principio Harry supo que no eran muy parecidos al ver el rostro lleno de amor por el conocimiento y no la aventura, no le importó mucho si con ello lograba conocer más de aquel mundo de magia que le fue negado por once años.

Hermione no había crecido en el mundo mágico, pero ella sabía más que cualquier otro niño de su edad. Eventualmente, ese cariño fue evolucionando a un afecto más profundo. La precaria infancia de Harry, era abismalmente contrastada con la vida llena de amor que tuvo Hermione. Sus padres eran muggles, pero no odiaban la magia. No había día en que Harry anduviera sin Hermione. Poco a poco, se convirtieron en los mejores amigos.

Hermione se convirtió en una constante, la conciencia de Harry en cierta medida, era de quien dependía por completo para para estudiar tediosamente para el siguiente examen de pociones o evitar ser asesinado por Voldemort año tras año. Su mejor amiga resaltaba del resto de sus compañeros, más inteligente que cualquier Ravenclaw, tan leal como cualquier Hufflepuff, intensamente valiente como un Gryffindor e incluso más astuta que los Slytherin.

De Hermione Granger se podían decir muchas cosas, para Harry Potter simplemente su mejor amiga, porque era demasiado ciego para ver más allá. Hermione era definitivamente era la persona más especial en el mundo de Harry, jamás lo abandono, incluso cuando, en medio de la batalla final contra Voldemort, literalmente Hermione se arrojó en el medio de la línea de fuego entre él y los mortífagos sólo para protegerlo.

—Harry, te amo.

Fue lo último que escuchó de Hermione Granger al momento de caer justo frente a él. Harry sintió que se le escapaba el aire de los pulmones como se le escapaba a Hermione en ese momento.

La ira lo consumió por completo. La rabia, la tristeza, la venganza fue el motor principal para que la pelea contra Voldemort fuera definitiva. Cuando vio que el cuerpo de Voldemort se disolvía por completo y el viento se llevaba las cenizas, Harry corrió junto al cuerpo de Hermione. Su rostro se veía apagado.