Diagnóstico

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-Lamento mucho ser portadora de esta noticia Paulina...pero me temo que tú ya lo intuías...¿cierto?

Paulina voltea a mirar a Martín y después baja su mirada asintiendo.

-Sí, Laura...lo imaginé - solloza-, cuando apareció ese "bultito" pensé: tal vez no es nada.
Después poco a poco vi otras señales y me consolaba pensando que a mí no me sucedería.
¡He ayudado a salvar vidas!-hay reproche en su hablar-, ¡es injusto!
-toma un poco de aire, intenta hablar pero un nudo en su garganta se lo impide- quise creer que al retrasar esta visita, el problema desaparecía - sonríe con sarcasmo- ¡que tonta!- de nuevo las lagrimas emanan como el agua de una fuente infinita-

-Tranquila, amor. Estamos contigo.- posa la mano en el hombro de su esposa-

-Martín tiene razon, el doctor Kleis es de los mejores oncólogos y está aquí para ayudar. Gracias a su generosidad existe esta Clínica.
Flanny es una enfermera muy competente, estará contigo.

-Gracias Laura, solo deseo pedirte un favor...que mi hi...-sollozos- que Candy aún no se entere por favor.

- Pony, soy profesional. No mezclo mi vida personal con mi trabajo. Puedes estar tranquila.

Al llegar a casa, Paulina se aferra al pecho de su compañero de vida y él la abraza fuertemente, besa la coronilla de su cabeza.

- Todo saldrá bien, no me alejare de ti. Venceremos como lo hecho con cada reto que la vida nos ha presentado.

Mientras tanto Paty y Candy llegan al departamento después de la jornada laboral.

-¡Que día!, Estoy exhausta. Muchas gracias por esperarme Paty.

- Solo quería asegurarme que regresarías con bien. Te enviaron a atender un paciente especial. ¿Cierto?

-Sí, siempre me recogerá ese señor, se llama George y se encargará de cuidarme, incluso me comentó que puede traerme a casa directamente. Consultare con el doctor Lenard.

-Me parece lo mejor, así estaré más tranquila. ¿Por cuánto tiempo asistiras a esa persona?

-Entre quince y veinte días aproximadamente.

Los días pasaron y aún cuando eran pocos minutos los que compartían Candy y William se hicieron buenos amigos,incluso le confesó que prefería le llamaran por su segundo nombre: Albert. Era tan fácil confiar en el otro, había un calido sentimiento en sus corazones.
Arturo llamaba o visitaba a Candy tanto como las actividades de ambos lo permitían.
En una ocasión Candy cambió el descanso a petición de una compañera y decide sorprender a sus seres queridos, aunque fuera por poco tiempo deseaba estar con ellos.

-¡Hola familia!

- Escuchas... ¡es Candy!

-¡Hijaaaa!

Se agrupan en un calido abrazo familiar,al separarse algo en la apariencia de su madre parece no estar bien.

- ¿Todo está bien?, - su voz se quebranta- ¿?hay algo que me estan ocultando?-la angustia y desesperación empiezan a invadirla ante el silencio de sus Padres-

Logran reponerse y con paciencia ponen a su hija al tanto de la situación, ya era imposible mantener el secreto. Paulina empezaba a lucir un tanto más delgada y su rostro se demacraba con el paso del tiempo.

-Perdón mamita, sólo me enfoque en mi vida,mis metas y no se me ocurrió pensar que podrías necesitar de mí - se acurruca en su regazo-

-No digas eso hija, como podías imaginarte siquiera lo que estaba sucediendo, incluso yo misma me negué a creerlo. Yo solo deseo pedirte una cosa - levanta el rostro de su hija entre sus manos y la mira fijamente a los ojos-, por favor busca tu felicidad. Deseo que seas feliz de la forma que tú desees, pero sé feliz.

Te amaré por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora