Una vida plena

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-Siento mucho no poder estar más tiempo contigo, pero en cuanto William regrese de su luna de miel podré tomarme unos días. Estas de acuerdo.

-Sí, amor - Hellen sella su respuesta con un beso-

Entre tanto Candy y Albert han recorrido sitios maravillosos a lo largo de Italia, profesando su amor en todos los lenguajes existentes, el deseo mutuo les consume, sus cuerpos y sus almas exigen la cercanía del otro, han descubierto diversos caminos para llegar al paraíso hasta terminar exhaustos pero genuinamente satisfechos contemplandose embelesados.

El momento de regresar a casa llegó. Vivirían en Chicago, Candy colabora ciertos días de la semana en la clínica de su padre.

En las oficinas una semana de trabajo inicia, William se retoma sus labores.

-Buenos días William, Thompson acaba de llegar;¿ lo hago pasar?

-Buenos días George, Muchas gracias. Por supuesto, que pase

-Te sentó muy bien el viaje - le dice sonriendo picaramente-

-Sí, verdad jajaja. Estoy feliz George.

-Se nota amigo. Bien iré por Thompson.

- Permiso Sr. Ardlay

-Adelante, ¿qué tal sus vacaciones?

-Estupendas señor, muchas gracias

- Me alegro que las disfrutó, usted ha demostrado una gran capacidad de respuesta en sitiaciones difíciles y sobre todo que es leal, por lo tanto le confiare lo más preciado que tengo en la vida... Mi esposa estará viajando a Lakewood dos veces por semana es un tramo de poco más de una hora y espero contar con usted para protegerla.

-Por supuesto señor. Puede confiar en mí.

-Muchas gracias por su ayuda, le acondicionaran una habitación en la mansión, espero que no le incomode.

- Estoy de acuerdo señor. Muchas gracias por la confianza.

Se despiden con un apreton de manos, Candy no le agrada mucho la idea puesto que nunca antes necesitó de un custodio.

-Es por tu bien hija, debes entender que ahora eres la esposa de un hombre muy importante en el mundo de los negocios. El poder tiene muchas ventajas, pero también riesgos.

- Entiendo señora Elroy, es que son muchos cambios y me abruman un poco.

-¿Aceptaras mi propuesta para tomar lecciones de etiqueta?

-Acepto, usted tiene razón debo estar preparada para cuando deba acompañarlo a reuniones.

-Gracias por amarlo y por estar dispuesta a hacer cambios en tu vida.

-Gracias a usted por sus consejos.

Días más tarde Candy ha terminado sus labores en la clínica y posteriormente se dirige a visitar a su madre como de costumbre

-¿Qué tienes Candy?, estás pálida y apenas probaste bocado.

- No lo sé mamita, está delicioso pero no me siento bien.

-¿Desde cuando estas así?

-¿Unos dos o tres días por?...

-Creo que pronto seremos abuelos - dice con gran entusiamo-, claro habrá que examinarte para estar seguros.

-¿Será posible? ¡Es muy pronto!

-Hija, somos enfermeras sabemos lo que es posible y lo que no - le guiña el ojo provocando que Candy se sonroje-

Te amaré por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora