Epílogo

208 27 3
                                    

Vino en la mesa, velas de adorno y comida preparada que era ignorada por la pareja que se comía a besos en el sillón de su casa. Hace algún tiempo se habían graduado, asistieron a las bodas de sus amigos y ellos viajaron hasta algún rincón donde pudieran casarse por recomendación de venti y Xiao.

Tartaglia y su ahora esposa no la tuvieron difícil. A la boda de ambos pares de amigos llevaron buenos regalos, puesto que ellos habían ayudado mucho a limar esas pequeñas asperezas por las cuales a veces diferían.

No era necesario que cedieran en sus puntos, solo que aceptaran que a veces no compartirían la misma opinión sobre las cosas siempre, pero eso estaba bien. Justo hoy no podían decidir que cenar.

Al final lograron llegar a un acuerdo, pero de nada sirvió, la comida se estaba enfriando, pero lo que estaba sucediendo en el sillón estaba empezando a ponerse más caliente.

Sus días se basaban en i a sus trabajos, cuidar de sus mascotas, besarse, hablar, pelearse, hacer planes, ser amigos y esposos, al fin y al cabo.

Sus lenguas entrelazadas, los besos dejados en el cuello y las leves mordidas que les calentaban la sangre. Era un juego para ver quien se llevaba la supremacía en ello, el quien dominaba a quien. En algún punto se habían quitado la ropa y esto había abandonado el sillón para pasar a la mesa de la cocina, Kaeya dijo que tenía sed, pero Diluc no estaba dispuesto a caer en sus trucos de provocarlo para después dejarlo así, así que lo llevo a la cocina y le dio agua de boca a boca, aunque la mayoría se perdió en sus besos.

Llevaría esto hasta el final, aun si él era a quien le terminaban dando, pero al parecer hoy era su día de suerte, lo brazos de Kaeya alrededor de su cuello no lo soltaban y ambos se rozaban entre ellos. Después limpiaría el desastre en la concina, primero tenía que dejar un desastre en su esposo.

Definitivamente lo amaba y Kaeya lo amaba a él. ¿Qué podría ser mejor en esta vida que estar al lado de quien mas amas?

Ya es costumbreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora