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(TW: mención de suicidio, muerte y sangre)

Otro día más había comenzado, los molestos pájaros cantaban, el viento soplaba cálidamente como si no se hubiese caído el cielo la noche pasada y muchas voces se escuchaban por todos lados.

El cenizo se había levantado con un humor terrible, si ya estaba totalmente tosco el último mes ese día en especial al parecer se había potenciado su mal carácter. Caminaba a pasos pesados por la academia rumbo al salón de clases, con su uniforme mal arreglado y unas enormes bolsas bajo sus ojos, otra vez no pudo conciliar el sueño, sin embargo, ya estaba completamente acostumbrado.

A su lado Kirishima caminaba animado mientras Kaminari le contaba algo que leyó en un foro, estaban tan entretenidos que ni cuenta se dieron cuando el de ojos carmín cerró la puerta del aula de golpe, dejando al par fuera de esta y provocando que chocaran por no haber sido precavidos.

— Hey bro, ¡ten más cuidado! — se quejó el pelirrojo, jurando que Bakugo lo escuchaba.

— Ya estoy agotado de esto, con suerte sale de su habitación para comer, cagar e ir a clases y su humor está cada vez peor.

— Últimamente ha faltado un par de veces, me frustra que no podamos comprenderlo totalmente. Es decir, siempre se llevó mal con Midoriya, ¿por qué le afecta tanto?

El rubio con un rayo en su cabello meditó unos segundos, sus amigos habían estado muy preocupados, habían intentado un millón de veces hablar con él o hacerlo entrar en confianza para que se desahogara. Era obvio que su comportamiento se debía al pecoso, no había pasado nada más grave para que estuviese así.

Aún así todos estaban muy afectados por la partida de Izuku, era un tema hablar de él y cuando su nombre salía de la boca de alguien el ambiente se tornaba deprimente. Querían hacer algo, encontrarlo, asegurarse que estuviese bien, pero los profesionales estaban trabajando en ello y pidieron que no interfirieran, no obstante, la imagen de los héroes iba perdiendo peso de a poco en la sociedad, ¿cómo estaban seguros de que lo traerían de vuelta?

— No lo sé, supongo que Midoriya provocaba un efecto en las personas, ¿no es así? — respondió finalmente Kaminari, con una sonrisa nostálgica. — Todos estamos preocupados por él, es extraño que no esté aquí, supongo que a Bakugo se le contagió eso.

— O querrás decir... ¿no será porque siempre le ha importado? — interfirió en la conversación Mina, apoyando sus brazos en los hombros de los dos jóvenes.

— ¿Qué cosas dices? Bakugo odia a Midoriya, siempre lo ha visto como una competencia, su sola presencia lo molestaba. — respondió Kirishima, bajando el tono de voz.

— Nunca sabremos con exactitud lo que piensa y siente Bakugo, pero podemos darle un pequeño empujoncito, recuerden que ellos se conocen desde pequeños e incluso fueron amigos por muchos años, algo debería ser detonante para que medite qué es lo que siente y por qué.

— Tienes razón Mina, pero no deberíamos interferir en su burbuja, ya hemos intentado distraerlo o sacarlo del abismo, pero cada vez se hunde más. — Kaminari medio cerró el circulo de los 3, bajando la voz para que los alumnos que pasaban a su lado no escucharan.

— Chicos, ¿me perdí de algo? — Sero llegó más temprano de lo habitual, por lo que se coló en la conversación de sus amigos.

— Intentamos crear un plan para que Bakugo pueda sentirse mejor e interiorizar lo que siente, ¿se te ocurre algo?

— La verdad no, pero hay algo importante que quería decirles, eh... ¡Ah, sí! Tengo noticias de Midoriya.

Tres pares de ojo se tornaron hacia el pelinegro, el cual sonrió de manera incómoda ante las miradas expectantes de sus amigos. Los tres tomaron a Sero por la camisa y lo introdujeron al aula de clases, llamando la atención con un par de aplausos para que el resto de sus compañeros escucharan atentos la nueva información.

❝Still With You❞「KatsuDeku」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora