❝Still With You❞「KatsuDeku」

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Al día siguiente la mañana estaba tan fría que ganas de quedarse en cama todo el día sobraban, para la desgracia de la clase 1-A hoy tocaba entrenamiento al aire libre y eso significaba ejercicio físico con un frío que les penetraba los huesos y congelaba los mocos. No había compasión hacia ellos, aunque lloviera, nevara e incluso el mundo se estuviese acabando, los entrenamientos con Aizawa no se suspendían.

Bakugo se levantó con pereza, no pudo conciliar el sueño desde que despertó de su pesadilla hace casi siete horas. A pesar de haber descansado en la enorme y necesaria siesta que necesitaba, no estaba del completo recompuesto, sus ojeras se habían oscurecido más y ahora tenía los capilares sanguíneos de sus ojos con un rojo oscuro, destacando que su vista estaba agotada y necesitaba descansarla. Se duchó sin ganas, arregló su bolso y salió del dormitorio, sin desayunar y con el cuerpo pesándole más de lo normal o mejor dicho, más de lo que se había acostumbrado este último mes.

Como si su cabeza se hubiese iluminado por arte de magia, la noche anterior razonó consigo mismo y pudo comprender un montón de cosas que gatillaban comportamientos que era necesario cuestionarse. Primero, llegó a la conclusión de que toda su vida ha estado celoso de Izuku, siempre se ha sentido inferior a él, a pesar de no haber tenido quirk, ser sensible y enfrentarse a muchas dificultades siempre salía adelante, con una sonrisa y esmerándose por conseguir cumplir sus sueños. Y lo odiaba, él siendo alguien a quien habían idolatrado ya sea sus padres, amigos y cercanos, creía sentir que sin su quirk la gente no lo trataría igual, no brillaría por sí mismo como lo hacía Deku.

Se arrepentía profundamente de su comportamiento, jamás debió haberlo dejado solo y menos construir años de bullying en los que solo consiguió insegurizar más al pecoso y de pasada relfejar sus inesguridades en él. Era terco, bruto y más encima no sabía cómo expresar lo que sentía.

"Como una bestia".

No podía pretender alcanzar a All Might y superarlo si no tenía los valores de un héroe como la empatía, comprensión y amabilidad. Era violento, grosero y tenía antecedentes de matón, definitivamente no quería ser un héroe al que le temieran y estaba dispuesto a cambiar, dando el primer paso a su nuevo ser.

Pedirle perdón a Izuku.

Sabía que no iba a enmendar todo, nada iba a cambiar lo que ya pasó y tampoco pretendía hacerlo, aprender de los errores construía mejores seres humanos, no podía seguir guardando la culpa que sentía por todo el daño que le hizo, no importaba que intentara esconderla, no iba a irse. Tampoco esperaba que lo perdonara, se había preparado mentalmente para un rechazo monumental y desprecio de parte de Izuku, aunque lo conocía de hace tantos años que sabía que con lo excelente persona que era no lo lastimaría, no como él lo hizo.

Y lo segundo, le gustaba Izuku.

Le gustaba su manera de ver las cosas, su cabellera rizada y desordenada, las idiotas pecas que tenía en su rostro que lo hacían ver más idiota, la emoción con la que hablaba de All Might, su fuerte espíritu de lucha, su perseverancia y resiliencia. Lo odiaba, odiaba haber reprimido por tantos años esos sentimientos melosos y es que jamás fue bueno con sus vínculos afectivos, no sabía tratar a sus amigos, padres ni a desconocidos, no era cordial ni responsable afectivamente, pero eso debía cambiar, sabía que estaba mal.

Detestaba pensar en él de forma amorosa, pero el empujón de Kirishima, la horrible pesadilla que tuvo y el momento a solas en el balcón lo hicieron pensar, revivir olores, sabores y sentimientos. Descubrió flores que estaban enterradas bajo montones de tierra, como si quisiera esconderlas, pero no se marchitaban, resisitían el impacto. Estaba agotado de ser un cobarde, de huir de las situaciones y sentimientos que no quería dentro suyo, pero no es como si pudiese arrancárselos, solo debía aprender a lidiar con ellos e interiorizarlos. Si, era patético, irrisorio e insólito por acabar teniendo sentimientos hacia quien insultó y abusó emocionalmente toda la vida, pero si no lo aceptaba no lograba disipar todo lo que sentía por él, al contrario, crecía más y más.