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Antes de que Izuku se diera cuenta, ya faltaban algunos minutos para ir a la habitación de Katsuki. Se levantó con pesadez de su cama. Caminó despacio hasta la puerta, pero sin embargo, no tardó mucho en cuanto el cuerpo del peliverde se desmoronó y cayó al duro piso.

- Kacchan se enojará conmigo ... - fue lo último que pudo mencionar el chico antes de caer desmayado.

...

Cinco minutos. Diez minutos. Quince minutos. Media hora fue lo que se tardó Bakugo en decidirse para levantarse de su cama, tomar sus pantuflas, y con su cara de mil demonios salir de su habitación para dirigirse hasta la del peliverde. No iba del mejor humor, así que maldijo durante todo el trayecto mientras sonaba sus dedos.

- Hey, maldito nerd. ¡Abre la maldita puerta!.- gritó.

Al no ver respuestas inmediatas, volvió que gritar y con su nula paciencia al 1000% decidió abrir la puerta, interrumpiendo la privacidad del peliverde.

- ¿Por qué demonios no me abres la mald...?.- antes de terminar su insulto, dirigió su mirada al suelo, donde se encontraba el pecoso respirando entrecortado y con las mejillas rojas debido al esfuerzo que hacía para respirar. Katsuki se asustó, y su garganta se secó.

- ¡DEKUUUU!.- exclamó acercándose a paso rápido, llevando su mano a la frente del contrario.- Maldición, tienes fiebre.- murmuró.

Katsuki lo tomó en brazos, y lo colocó en su cama, así buscó rápidamente alguna ropa más cómoda y se la cambió al otro. Después de eso, salió casi corriendo de la habitación para ir a buscar algún medicamento y comida con verduras o frutas.

Cuando regresó, se encontró con Izuku intentando levantarse de la cama. Se veía más pálido y débil que antes.

- Oi, Oi.. ¿Qué crees que haces, idiota?.- preguntó casi desesperado mientras el pecoso le veía.

- Kacchan.. no te oí cuando llegaste... uh.. - murmuró con una sonrisa cansada. - Yo lamento no.. - una fuerte tos le impidió terminar la frase.

- Cállate y acuéstate.- el chico obedeció. Katsuki se acercó y dejó la bolsa a un lado donde llevaba los medicamentos y verduras. De allí sacó un termómetro, y lo colocó en la boca del pecoso para medir su temperatura. Hubo un silencio, hasta que sonó un ruidito donde avisaba la anotación. Lo retiró, y al verlo se sorprendió.- 39°. Está alta.- murmuró.

- Gracias Kacchan, pero puedes irte ya..- expresó con cansancio el menor.- yo puedo resolver esto sólo. Sé que tienes cosas más importantes que hacer.

< En este momento no hay nada más importante que tú. >

- No seas imbecil, Deku. Ahora deja de decir idioteces, y.. - sacó la comida de la bolsa.- .. come..

- Gracias, Kacchan!.- sonrió autentico mientras empezaba a comer. Katsuki en ningún momento le despegó el ojo de encima. Cuando Izuku terminó de comer, el rubio le ofreció agua y una pastilla, obligándolo a descansar o sino lo mataría, según éste mismo.

Izuku tomó la pastilla, y se recostó en su cama. No tardó mucho en quedarse dormido. Pasó un rato, y el peliverde parecía peor. Tenía la respiración agitada, su pecho casi trancado, la cara roja y murmuraba palabras inentendibles.

Bakugo lo veía preocupado, tomó un paño mojado y lo pasó por la frente del chico. De repente, el quirk de Izuku se activó inconscientemente, y de su boca salió un gemido de dolor. Katsuki ante eso se acercó a su oreja para intentar calmarlo.

- Shhh, tranquilo. - acariciaba su cabello rizado con parsimonia. - Todo está bien, desactiva tu quirk.

El pecoso pareció entender, y de inmediato logró calmarse. Luego de un rato, el rubio cambió la toalla mojada de su frente por una nueva. En ese momento de descuido, el peliverde logró reincorporarse y se sentó en la cama casi muerto.

[ENTRE LÍNEAS. | DEKUBAKU] |FINALIZADA. 🌷|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora