Detonador

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[Camino hacia la Ciudad Imperial]

Cubro mi rostro con un paño para evitar que olores fuertes penetren mis fosas nasales. Desde que estoy en el bosque puedo ver, oler y escuchar cosas que una persona normal no podría. Luego de la fuerte punzada comencé a oler la carne podrida de animales muertos. ¿Cómo sé eso? Seguí el olor y encontré un ciervo muerto, el cual ya estaba en estado de descomposición.
Llego a las puertas de la Ciudad y le enseño al guardia mi identificación. Me deja pasar y me dirijo hacia la casa de Marla, la señora que me crio. Muchos la llaman vidente, ya que habla mucho de profecías. Realmente no creo en ninguna de las que ha dicho.

Llego a su casa y veo a Marla sentada acomodando unas hierbas en una canasta. Otra cosa con la que identifican a Marla es con sus plantas medicinales, son lo mejor, siempre sabe lo que necesitas para mejorar. Ella me ve y sonríe.

- Mi niña, pensé que regresarías mañana. - Dice mientras se levanta. Dudo un poco en si contarle o no sobre lo que me pasó, pero ella sabe descifrarme y no duda en preguntar. - ¿Qué tienes? Te ves preocupada.

- Marla, me han sucedido varias cosas raras el día de hoy. - Le comento, Marla abre la puerta y me hace una seña para que entre junto a ella.

- ¿Qué tipo de cosas? - Pregunta mientras coloca la canasta sobre la mesa. Comienzo por contarle lo que me sucedió en el bosque y veo como frunce el ceño. Al terminar, Marla suspira y voltea a verme.

- Mi niña, debemos hablar seriamente. Lo que te contaré debes tomarlo muy en serio, ¿entendido? - Sus palabras hacen que un escalofrío recorra mi cuerpo. - Cuando te acogí en mi hogar, no fue porque te encontré en el bosque como te dije. - Suelta esas palabras y siento que detrás de sus palabras hay una historia aterradora. - Realmente, me fuiste entregada.

- ¿Entregada? ¿Mi madre? - Pregunto esperanzada de saber un poco más de mi pasado. Pero esa emoción se apaga cuando veo a Marla negar con su cabeza. - ¿Entonces? - Pregunto muy confundida.

- Tu hermana, la constelación Orión. - Una carcajada escapa de mis labios y veo como Marla frunce su ceño.

- ¿Estás bromeando? Dime que estás bromeando. - Digo con un tono serio la segunda frase, ella suspira y me mira. Sus ojos me transmiten sinceridad y en ese momento entiendo que lo que dice es cierto. - ¿Y por qué me entregó? ¿Por qué no estoy de mi hogar? - Pregunto esperando una contestación coherente.

- Pequeña Hyana, no puedes volver a tu hogar. Estás maldita. La única forma de volver es... - Se calla y yo espero muy impaciente su respuesta.

- ¿Cuál es la única forma? - Pregunto muy enojada, había sido abandonada por mi hermana, me habían alejado de mi hogar.

- La única forma es matando a tus hermanas. Es la única forma de romper la maldición. - Mi enojo disminuye y abrazo a Marla. Sé que me ocultó esta historia para protegerme. Mis orejas comienzan a moverse y capto a lo lejos una voz de una mujer que murmura "estoy maldita."

[En la habitación de la princesa]

Lanzo la silla contra la puerta y esta se rompe. Me encerraron en mi habitación y no me permiten salir. Escucho ruido en el pasillo y pego mi oreja a la puerta.

- No permitan que salga. - Escucho. Reconozco a la perfección la voz de mi padre y frunzo el ceño. Me alejo de la puerta y me dirijo hacia mi closet. Abro la puerta y entro en este. Cambio mi ropa a la prenda menos elegante que tengo y agarro un paño. Muevo varios vestidos y empujó un poco la pared, abriendo el pasadizo secreto. Comienzo para caminar dentro de este dejando que la oscuridad me consuma.

Continúo caminando por un largo tiempo, no logro ver nada y cada vez el pasadizo se vuelve más estrecho. He pasado solo dos veces, contando esta, por él, pero la vez anterior traía una antorcha.

Constelaciones malditasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora