EP 05: ¡Mariposas!

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Los siguientes días estuvieron llenos de dulzura y mucha pasión... ¡Oh dios! ¡Me siento tan avergonzado!

Eduardo: ¡Hoy volveré a la oficina! Te pido que no estés fuera de casa mucho tiempo... Además si irás a la escuela no hables con ese tal Juan, no me agrada.

Zed: ¿Qué? Pero si hasta jugaron juntos en el celular.

Eduardo: ¡Si es mi amigo! Pero igual mantén tu distancia.

¿Estaba celoso? ¡Tonto! No debería, él es la única persona que hace latir mi corazón, me devolvió la vida después de que creí que todo había terminado.

Eduardo: ¡Me voy! Te veo en la cena.

Zed: ¡Que tengas un buen día!

Eduardo: ¡Oye! (Molesto) ¿No me darás un beso?

Zed: ¡No soy tu dulce esposa! ¡Vete ya!

Se fue con una cara de puchero, no pude evitar sonreír por su broma, hice los deberes de casa y me aliste para el colegio.

Llegando, los chicos estaban esperando por mi en la entrada.

Lucy: ¡Pensé que necesitarías una silla de ruedas!

Juan: ¡Qué dices! ¿Por qué?

Zed: ¡No hablemos de ello ahora! ¡Están locos!

Lucy se había vuelto más bromista de lo habitual, me avergonzaron un poco.

Las clases suelen ser aburridas, pero estamos cerca de graduarnos así que tratamos de esforzarnos, ojalá mamá estuviera el día de mi graduación.

Eduardo: ¿Has tenido un buen día? ¿Comiste bien?

Zed: ¡Sí! ¿Y tú?

Eduardo: ¡Así es!

Paso de ser alguien frío y serio, a alguien amoroso y risueño, creo que en el trabajo sigue siendo estricto.

Lucy: ¿Bebé? ¿Entonces no hay tarea para mañana?

Zed: ¿No pusiste atención? ¡Ah ya recuerdo! Dormiste las últimas clases... No hay... Ahora tengo que colgar, nos vemos.

Lucy: ¡Bye bye baby!

Lucy siempre ha sido muy aplicada e inteligente, pero últimamente la veo cansada, supongo que necesita relajarse.

¿Mamá? ¿Puedes oírme desde el cielo? ¡Por favor! Cuida de todos los que me rodean...

Eduardo: ¿Vienes a la cama?

Zed: ¡En un momento!

La mañana siguiente, fue la misma rutina, Eduardo se fue al trabajo y me aliste para la universidad.

Eduardo: (llamada) ¡Me olvide unos contratos importantes! ¿Puedes traerlos a mi oficina?

Zed: ¡Lo haré!

Busque los documentos y los guarde en mi mochila, seguramente llegaré tarde a la universidad.

Cuando llegue todo estaba en absoluto silencio, los empleados trabajaban duro y parecían muy concentrados, luego las cosas cambiaron.

Eduardo: ¡No haces nada bien! ¿Acaso quieres que te despida? ¿Eres tan incompetente?

—¡Señor por favor! Una oportunidad más ¿Si?—Suplicaba un empleado.

Los demás que se encontraban trabajando, ni siquiera se voltearon a ver, en cambio, trabajaron aún más rápido y con mayor concentración.

—¿Qué haré si me despide?

Eduardo: ¡Ese no es mi problema! ¿Fui yo quien se equivocó?

¿Dónde estaba el Eduardo comprensivo de está mañana? ¡Es un tirano!

Zed: ¡Buenas tardes a todos!

En cuanto Eduardo escucho mi voz, el semblante de su rostro cambio por completo.

Eduardo: ¿Estás aquí? ¡Bienvenido! (Sonreía).

Los empleados notaron el cambio y la expresión de su jefe, supongo que no podían imaginar que tuviera otra cara.

Zed: ¡Ten tus papeles!... ¿Señor se encuentra bien? ¡Le ayudo a levantarse del suelo!

—¡Le doy las gracias!... Ahora iré a recoger mis cosas— Deprimido.

¿Esto cómo puede ser? ¿Tanto miedo da Eduardo enojado?

Eduardo: ¿Vas a la Escuela? ¿Te llevo?

Zed: ¿Has comido?

Eduardo: ¡Sí! ¡Mariposas!

Zed: ¡Eres comediante ahora!... ¿Podemos hablar un momento?

Eduardo: ¡Vamos a mi oficina!

Los empleados, reanudaron sus labores después de apreciar el cambio de su jefe, seguramente están en shock.

Eduardo: ¡Dime! ¿Qué querías decirme?

Zed: ¡No quiero que pienses que soy entrometido! Pero me sentí mal al ver cómo todos te temen, en cómo trataste a ese hombre y lo infeliz que se veía ¿Eres alguien amargado? ¡Yo sé que tienes amor en tu corazón! ¿No crees que deberías compartir algo de felicidad con el resto?

Eduardo: ¡Los he tratado peor! ¿Tan imponente me veo? ¿Te gustó así?

Zed: ¿Quieres que te golpeé acaso?

Eduardo: Si tú dices que no debería tratar a los empleados mal, entonces tienes razón, supongo que solo pensaba en mi orgullo y no en las buenas acciones que realizaban.

Zed: Puedo entender que los reprendas, pero maltratarlos o hacerlos sentir mal, no los hará mejores empleados, sino resentidos y con ganas de apuñalarte cuando menos lo esperes... Solo digo.

Eduardo: ¡Seré mejor persona!

Yael: ¡Jefe!

Eduardo: ¿Qué es lo que quieres? ¿No sabes tocar? ¿Estas loco?

Zed: (Tosiendo) ¡Me tengo que ir ahora!

Eduardo: ¡Espera! Yael enseguida te atiendo, es más diles a todos que les doy la tarde libre.

Yael: ¿De verdad? ¡Eso es maravilloso! Muchas gracias señor.

El chico corrió feliz avisando a sus colegas, creo que no es tan tirano, solo le cuesta expresarse en el trabajo, después de todo es un ambiente pesado.

Eduardo: ¿Estuve genial no? ¡Ahora vamos a la universidad!

Zed: ¡Más que genial! Pero tienes que hablar con el señor a quien heriste...

Eduardo: ¡Lo haré! Me disculparé... Entonces espera aquí.

Eduardo fue a buscar al hombre que recogía sus cosas.

Eduardo: ¡Estuve muy mal señor! Fui descortés y despiadado, por favor, quédese más tiempo en la empresa.

—¿De verdad no me despide? ¡Le agradezco mucho (Se pone a llorar)

Yael: ¡Señor Zed! ¿Me comparte su teléfono? ¡Así podremos quejarnos con usted! Y nos protegerá.

Zed: ¡Claro! Pero ¿Por qué señor?

Lastimosamente no todas las personas son buenas, me queda claro que cada que haces el bien, hay personas que te desean el mal.

—¿Estás seguro de que mi hijo se queda con ese aprovechado?

Yael: ¡Así es! Los vi claramente.

—¡No voy a permitir que me lo vuelvan arrebatar! ¡Ni su padre! ¡Ni su madre!

Yael: ¿Qué hará mi señora?

—¿Tu qué crees? ¡Prepara el mismo destino que sus padres! ¡La muerte!

Sweet Romance (BL) (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora