Día 3

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🖤Bajo la lluvia.💙

No es por sonar pesimista, ser un aguafiestas ni tampoco por tener estándares de belleza demasiado altos, el planeta es simplemente todo lo contrario de un sitio hermoso: sus cielos nubosos de color tierra indican la obvia contaminación del ambiente, sumidos en una noche eterna al no tener ninguna estrella lo suficientemente cerca como para iluminar su superficie. No hay ninguna clase de planta, no hay animales; no hay vida... pero es evidente que la hubo: alrededor del 95% de la superficie terrestre yace completamente cubierta por acero sólido. Grandes edificaciones y maquinaria enorme llenan los espacios dejados por la vida y llegan hasta donde la vista alcance. Excavadoras, taladros, trenes de carga unidos por una infinidad de túneles subterráneos increíblemente largos, entre otros comprenden lo que parece ser la perdición (y razón) de ese mundo.

—Odio éste sitio.

Desconocido para él, su acompañante pensaba lo mismo. Era horrible, y evidente que fuera quien fuera que fabricó todas esas maquinarias hace muchos años que no está allí. El sitio aún no se viene abajo ni nada de esa índole, pero... es como si el tiempo se fuese detenido. Nada se mueve. No hay sonidos excepto los ocasionales estruendos de los rayos y centellas que surcan los cielos.

—Recuérdame de nuevo porqué estamos aquí.

Usualmente Gogeta no es de esos hombres que exteriorizan sus molestias ni de esos que insisten demasiado en indicar ciertas cosas, prefiriendo usar su cara de pocos amigos y que todo el mundo entienda casi por mera intuición qué hacer cuando desea algo; Vegetto sabe que para haber demostrado su descontento dos veces seguidas debe estar realmente incómodo.

—Según tengo entendido —comienza—, éste es el último sitio en dónde se detectó la apertura de un portal interdimensional localizado en ésta línea temporal. Dado el estado y las condiciones no me sorprendería que usen esta instancia como algún centro de recolección.

A medida que Vegetto habla, hace ciertos movimientos señalando a un taladro gigante a unos metros de ambos. Debido a las dimensiones del objeto lo más seguro es que lo usaran para extraer alguna clase de mineral del subsuelo.

—Todo el lugar es un excelente punto de referencia o quizás planean hacer algo aquí. No lo sé, pero estuvieron presentes, —continua— vine tan pronto como pude.

—Tsk, y yo que pensé que me habías solicitado para algo importante.

La frase en sí no fue lo que fastidió al guerrero de aretes, sino la monotonía con la que fue dicha. ¿Entonces no es el estado del planeta lo que causa molestias en Gogeta, sino la ausencia de una actividad emocionante qué hacer? No es incomodidad, sino aburrimiento. Vaya, ¿quién lo diría?

—No todo se trata de pelear, Gogeta. —contesta Vegetto finalmente, la verdad es que no desea darle voz a sus pensamientos justo ahora. Puede que la exploración sea una manera algo aburrida de realizar las cosas para un guerrero acostumbrado a la adrenalina y a los combates, sin embargo, en ocasiones lo mejor es prevenir los eventos y que la línea temporal sufra los mínimos cambios posibles.

«Aunque sus ki no están por ningún sitio, a lo mejor ya se fueron y no hay razón para que estemos acá...» piensa Vegetto para si mismo, por obvias razones no se atrevería a decir eso tampoco.

—Quizá tengas razón... —confuso pues no esperaba ninguna respuesta, al voltear hacia Gogeta para ver su rostro en búsqueda de alguna expresión que aclare sus dudas, solo se encuentra con la espalda de éste. No sabe el porqué yace observando al lado contrario, ni porqué ha concordado tan velozmente; no obstante, si esto aminorará sus quejas y reclamos, entonces es capaz de aceptarlo sin más.

Algunos segundos transcurren sin mayor novedad, Vegetto se vió sumido en sus pensamientos como para estar al pendiente de sus alrededores hasta que fue muy tarde. Un ruido, muy parecido a la estática, llenó sus sentidos y logró captar su atención. Por su puesto, lo primero que hizo fue ladear la cabeza y ver hacia los lados en búsqueda de la fuente de aquel peculiar sonido; para su desgracia no alcanza a ver demasiado... de lo que hace unos instantes sí podía ver. Es extraño, ¿todo está borroso?

No es hasta que nota algo mojado caer en su mejilla y alzar la vista al cielo que se percata que ha comenzado a llover. Es una llovizna leve de pequeñas gotas, las cuales no tardan el humedecer su cabello y su ropa.

—Ah, lo que faltaba. —dice Gogeta, viendo al cielo también—. Con lo horrible que es éste planeta no me sorprendería que caiga lluvia ácida.

Dicha llovizna no tardó en endurecerse: las pequeñas gotas aumentaron su número rápidamente y crecieron en tamaño, golpeando a ambos guerreros como gotas de granizo similares a la tierra.

—¡Hay que cubrirnos! —Vegetto no propuso aquello porque las gotas fueran dolorosas, porque no desea mojarse o porque estuviesen espantosamente frías, no, al contrario: estaban calientes. Muy calientes. Casi al punto de estar hirviendo.

No le importó nada más que llegar debajo de un techo en aquel entonces, ni siquiera dándole importancia si es que Gogeta le sigue o no, pero usó una velocidad excepcional al buscar refugio de aquel aguacero; el cual estaba a unos metros de ambos, siendo un contenedor bastante grande volteado hacia un lado, ésto deja que sus bordes actúen a manera de techo y le permitan taparse de manera efectiva.

Para su sorpresa, su contraparte tuvo la misma idea. Estando de pie a unos pocos centímetros de él, observándolo estoico con la peor cara de indignación que ha visto en su vida entera.

—No me veas así, ni siquiera sabía que aquí caía lluvia —debe llevarse una mano a los labios para evitar reírse frente a él. Sin embargo, al ver que su humor no mejora en lo absoluto la ansiedad de Vegetto se dispara a niveles altos, llevándolo a seguir hablando sin pensar casi automáticamente—. Anda, que hasta te ves mejor así mojadito.

—... será mejor que te calles si no quieres un golpe.

Gogeta voltea el rostro hacia el otro lado y observa con atención como el exterior es afectado por aquella lluvia de peculiar agua caliente sin decir nada más; gracias a lo poco que alcanza a ver de su expresión ahora, Vegetto no puede descifrar si decir aquello ha mejorado o empeorado la incómoda situación, limitándose a observar la lluvia en silencio de la misma manera que lo hace su acompañante. Lo que no sabe, es que Gogeta solo se ha volteado para evitar que éste vea el leve sonrojo que emergió en sus mejillas.

Flufftober 2021 (Gogeta & Vegito)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora