ᨳ ── seven nd end.

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Ya es común saber que el sexo disminuye gran cantidad del estrés, lo confirman grandes científicos, terapeutas sexuales, psicólogos, etc. Sin descartar a Mina y a Nayeon.

Y vaya que lo confirman muy bien.

Entonces Nayeon se puso de rodillas frente a la menor, aquella ya sentía ardor en la parte baja del abdomen y el show ni siquiera había dado inicio. La mayor se encontraba más que feliz, pues seguramente comenzarían con aquel acto otra y otra ronda de sexo en la noche. También destacando el hecho de que por fin había conseguido lo que tanto anhelaba hacer desde hace mucho tiempo; Por primera vez le haría un oral a Mina.

La luz tenue que se adentraba por la persiana de la habitación y la pequeña lampara que se ubicaba en la misma, era lo único que las iluminaba. La Japonesa podía observar el rostro de la contraria y su silueta también, por la falta de luz emergente allí, podría decir que hacía verse más sexy la escena. Sobre todo, apreciarla desde aquella perspectiva.

La erección quedó en las manos de nayeon, literalmente. Ella comenzó a subir y a bajar su mano por toda la extensión de esa polla que amaba sentir dentro de ella. Estaba masturbando con lentitud, torturando terriblemente a la otra quién sólo ahogaba jadeos por el momento.

Realmente ella no planeaba eso, Nayeon tenía mentalizado hace mucho que cuando se le diese la oportunidad de oro -como ella le denominaba- iría precisa y concisamente al grano. Sin embargo, así como la menor la había hecho sufrir anteriormente, ella le pagaría igual.

Para entonces Mina ya se encontraba completamente excitada y su miembro comenzaba a notarse igual en demasía. Las venas marcadas llamaban por atención urgente o al menos un poco de velocidad, algo iba a explotar si no era atendido como se debía inmediatamente.

Antes del gran paso, la mayor se dedicó a observar las muecas de la otra, mojándose también. La menor cerraba sus ojos con presión, también mordía su labio inferior levemente y suspiraba de vez en cuando. Increíblemente fue estimulante, a Nayeon le encantó tenerla así totalmente por obra suya, por ende, se apresuró a meter el pene en su boca.

—Dios mío, Jesús sagrado sacramento. —mina dijo de repente haciendo que la mayor soltase una risita nasal.

Ya estaba, lo tenía.

Chupó el glande palpitante de la menor, enrolló su lengua ahí y con sus dientes la mordisqueó un poco. Apenas era el comienzo y realmente, mina ya se quería venir.

Se abrió paso para meterlo lo más profundo que pudo, lo llevaría hasta su traquea si era posible y si se ahogaba, tendría el orgullo de decir que murió por follar su boca con su polla favorita.

Nayeon se separó un poco, dejando un hilo de líquido pre-seminal, lamió sus labios y chasqueó la lengua. Se había estresado puesto que los centímetros de la japonesa eran demasiado para entrar completamente en su boca.

—uhm, minari. —Ella frunció el ceño formando un pequeño puchero, seguido de eso dió una palmada al miembro de la otra.

Mina abrió los ojos para observarla con incredibilidad. —¿Qué pasa?—Preguntó agitada.

—no me cabe. —señaló su boca.

La menor sonrió, no habían números para contar la ternura con la que se le llenó el corazón al oírla decir eso, es decir, ¿Cómo alguien se puede ver tan tierno hablando explícitamente de sexo? Se replantea. Por otra parte, también se sonroja.

—no tienes que decir nada, amorcito. —La otra se sonroja con más fuerza esta vez por el repentino apodo, bien sea con sarcasmo o no, le causó un revuelco en el estómago. Y no, no era su próximo orgasmo. —quiero decir, yo sabía con qué monstruo me estaba metiendo. —sonrió.

Lo siguiente que supo mina fue que su miembro palpitaba nuevamente dentro la boca de nayeon.

La coreana se tomó todo el tiempo del mundo para saborearlo como lo había soñado, lo hacía con lentitud y de vez en cuando chupaba con fuerza. Tanto el tallo como el glande, nayeon se estaba divirtiendo demás y estaba completamente encantada por la reacción contraria bajo su toque, sus lamidas, mordidas e imagen.

Pronto mina comenzó a gemir, aquellos gemidos siempre fueron todo para la otra. Gozaba cada uno de ellos y ahora, que la japonesa se encontraba sumisa a ella, creía que eran aún mejores.

Sintió un ardor excitante, pues mina había tirado de su cabello e impulsó un poco sus caderas para sentir aún más la cavidad bucal de la mayor. Era realmente masoquista aquello pero Nayeon vivía enamorada de que Myoui hiciese lo que se le pasara por la mente con ella, lo que deseara ella se lo permitiría. Además no es como si no lo disfrutara, allí confirmaba nuevamente que Dios la trajo al mundo solamente para ser una persona sumisa si en cuanto a sexo estamos hablando.

Le gustaba ser el juguete de mina en ocasiones.

—Mhm...nayeon.. —su nombre resonó por primera vez esa noche en la habitación.

La nombrada sintió su centro palpitar al instante, queriendo sumergir más el pene de mina en su boca con ímpetu.

Pronto la Japonesa se convirtió en un mar de gemidos agudos, graves e inclusive, casi pasaban a ser gritos.

Mina nunca disfrutó tanto que le chuparan la polla; Nayeon nunca disfrutó tanto chupar una.

El orgasmo de la menor estalló, nayeon sonrió al sentir casi todo el líquido en su boca. Lo comió alegremente y su pecho se infló de mucha felicidad, como si ese fuese el logro de su vida.

Cuando mina abrió los ojos, quiso correrse nuevamente. Pues la mayor tenía el mentón y gran parte de sus mejillas cubiertas de su semen. Encima, ella se encontraba lamiendo el resto del orgasmo que yacía en su miembro aún.

Nayeon no dejó rastro de un orgasmo allí.

Con un poco de dificultad se sentó en el regazo de mina, involuntariamente las manos de esta se posaron en su cintura y sus rostros se atrajeron cual imán para chocar sus belfos.

Para cada una, ese fue uno de los besos más dulces que se pudieron haber dado en el transcurso de tiempo que llevaban "Juntas" por así decirlo.

Ambas sabían que aunque no fuese oficial aún, se pertenecían una a la otra. La mitad del corazón de nayeon le pertenecía a mina y la mitad del corazón de mina le pertenecía a nayeon. Eran una sola alma y eso serían hasta el final de sus días, vaya que falta muchísimo para que estos lleguen.

—te amo demasiado, mina. —Murmuró luego de que se separasen.

—yo te amo una infinidad más, nayeon. —jugó con el cabello de la chica que recientemente se había acurrucado en su cuello.

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Espero que lo hayan disfrutado,
muchas gracias por leer y votar. ♡

¿ puedo chuparla ? ────  minayeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora