Mudarse siempre es un asco, tus amigos están lejos, tienes que desacerté de cosas que no necesitas y empacar las que son importantes. Visitar lugares que podrían ser tu nuevo hogar, pero que no te convencen lo suficiente y tienes que seguir buscando. Simplemente es agotador, tedioso, molesto y estresante, pero al final del día es "algo bueno" o eso es lo que mi madre me dice cada vez que nos mudamos desde hace dos años.
Me siento en mi cama, pero termino tirándome en ella mientras miro el techo de mi habitación.
—¿Por qué tiene que ser tan agotador? — digo en voz alta.
—Si durmieras las horas que corresponden, como un ser humano normal, no estarías tan cansada ¿No crees?
Levanto la cabeza, pero no saco mi espalda de la cama. Ahí estaba él, apoyado en el marco de la puerta, con una sonrisa brillante y sus dos hoyuelos bien marcados. Él camino hacia mí y se recostó a mi lado, me muevo hacia él y apoyo mi cara en su pecho.
—Si duermo, solo que cuando tu llegas a casa ya estoy despierta. No es mi culpa que tengas el sueño más cagado que el mío.
—Jaja, lo que te pasa es insomnio, no te hagas pasar por una persona madrugadora Lexi,
—Cállate Luke.
Así es, mi hermano mayor me conocía bien. Siempre ha estado tres pasos delante, él siempre sabía lo que me sucedía antes de que yo me diera cuenta, es demasiado molesto, pero no puedo odiarlo por ello, sé que se preocupa por mí, pero eso no significa que no sea molesto.
Toda la vida nos han comparado, ambos somos castaños de ojos verdes, tenemos gustos similares y no es extraño que nos prestemos la ropa por la misma razón, pero somos muy diferentes. Luke es una persona alegre, positiva y cordial, siempre las chicas y chicos han estado detrás de él, cosa que no oculta y, fuera de todo pronóstico, no necesita hacerlo, ya que es "él" es "Luke Moore", no necesita demostrar nada, porque todos lo aceptaron de forma natural... Es el chico de oro de nuestra familia. Por otro lado, yo no soy nada sorprendente y no hay nada que destacar, por lo menos mis padres nunca nos han dado un trato diferente, por lo cual puedo estar tranquila en casa, pero siempre fue complejo fuera de ella. La única persona que ha visto algo más en mi es John, al cual no veo hace un año y no creo que lo vuelva a ver pronto.
Antes de poder suspirar por el enrollo que tengo en la cabeza, Luke me abraza con fuerza.
—Tranquila, todo ira mejor ahora, nos iremos a un pueblo alejado de la mano de dios y no tendrás que soportar criticas estúpidas de nuestros familiares o amigos, simplemente relájate ¿Si?
—Deja de meterte en mi cabeza.
No dije nada más, no quería hablar de lo que estaba ocurriendo, y aunque quisiera hacerlo, Luke ya sabía lo que pasaba por mi mente, pero el hablarlo con él lo haría real y no quería hacerlo, así que solo me quede en silencio. Él entendió lo que sucedía, como siempre, así que comenzó a acariciar mi cabeza.
—Te quiero hermanita.
No pude evitar sonreír, pero estaba tan cansada que no pude contestarle. Simplemente lo seguí abrazando hasta que mis ojos se cerraron.
***
A la mañana siguiente, las pocas cosas que había dejado en el suelo ya estaban ordenadas. Miré a mi lado, ahí estaba Luke, durmiendo como un bebé, no pude evitar taparle la nariz y este se despertó al instante, fue gracioso verlo confundido sin saber lo que pasaba. Antes de poder agarrarme del cuello y, claramente, desordenarme el cabello, nuestros padres nos llaman desde el primer piso. Luke me saca la lengua y se va primero, pero lo sigo de cerca.
Nuestros padres tenían el desayuno listo, pan tostado y té para Luke, cereal con leche para mí, no importa la edad que tuviéramos, no podrían dejar de mimarnos, aunque ellos mismos intentaran hacerlo. Los cuatro nos sentamos en la mesa, hablamos de cosas que haríamos en la nueva casa, también que podría adoptar a una mascota si así lo quisiera y que ellos tendrían que ausentarse por al menos dos meses.
—¿De verdad tardaran tanto? — pregunte mientras terminaba mi cereal.
—Sí, lo sentimos, pensamos que podríamos ir con ustedes, pero aún quedan cosas por hacer en la casa y también están nuestros trabajos. — se disculpó mamá.
—Le dije a Mari que podría ir con ustedes, pero como su madre no puede vivir sin mí— decía mi papá hasta que fue golpeado por mi madre.
—¡Adam! —se quejó mi mamá.
—¡Solo era un chiste!
Uno de los deportes favoritos de papá era molestar a mamá por cosas pequeñas y como ella tiene un temperamento fuerte, siempre le da la reacción que él espera. Ni siquiera pasaron unos minutos para que ellos volvieran a estar acaramelados como siempre.
Cuando terminamos de desayunar, todos ayudamos y metimos cosas en la camioneta de Luke, la cual había comprado con ahorros de su sueldo como bartender. En cuanto metimos todo lo que pudimos, mamá nos abrazó hasta que nos dejó sin aire, nos hizo prometer que la llamaríamos una vez cada dos días como mínimo y que le mandáramos todos los mensajes que quisiéramos. También dijo que, si necesitábamos su presencial, por más mínimo que fuera, debíamos llamarla enseguida. Por otro lado, papá también nos dejó sin aire, pero él fue más tranquilo, además de decirnos que nos compraría lo que quisiéramos, mientras fuera razonable, por el esfuerzo que ambos estábamos haciendo.
La despedida fue más larga de lo esperado, pero en algún momento nuestros padres se dieron cuenta que nos tenían que dejar partir o llegaríamos al anochecer al pueblo en el cual viviríamos desde ahora.
No tardamos en dejar nuestro antiguo hogar, mientras recorríamos la carretera solo podía ver árboles y más arboles... Definitivamente estaríamos en un pueblo alejado de la mano de dios.
—Ey, pon música que me estoy quedando dormido.
—¿Qué quieres que ponga?
Luke se quedó en silencio, pero cuando sonrió, ya sabía que canción había elegido.
—Defying Gravity de Wicked— dijimos ambos al unísono.
—Sal de mi cabeza. — Luke comenzó a despeinarme mientras reía.
Así es, las canciones de los musicales siempre son las mejores para los viajes largos. Luke se enfocó en la ruta, pero iba cantando a todo pulmón y eso siempre me hacía reír, por supuesto, esa era su intención, él sabía que estaba inquieta.
—Vamos, tienes 17 años, yo 24, estamos en la flor de nuestra juventud, arriba esos ánimos hermanita ¿Qué pasa si es que en esta nueva aventura conoces a tu alma gemela y te olvidas de tu guapo hermano mayor?
—Eso es imposible.
—Espero que lo de tu alma gemela, porque yo si estoy guapo.
Le di un suave golpe en el hombro, el solo sonrió. No creo que sea capaz de conseguir un alma gemela, pero lo cierto es que me conformo con algunos amigos... Solo espero que no pase nada que me haga sentir peor de lo que ya me siento ahora.
Luke siguió conduciendo y cantando, mientras yo iba mirando por la ventana, ya estábamos llegando al pueblo, al lugar donde nuestra nueva vida comenzaría.

ESTÁS LEYENDO
La chica de la bufanda roja
Teen FictionLexi Moore es una chica de 17 años, no muy sociable y eso provoca que las personas la malinterpreten. Por el trabajo de su padre, tuvo que ir a vivir a un pequeño pueblo en las afueras de la ciudad. Conocerá a muchas personas, pero también se dará...