the rumors are true

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Al llegar a casa todo el personal se sorprendió. No sé si fue por mi llegada, por la cara de terror puro de Lizzie o por que yo estaba mojada y en ropa interior. Apuesto a que fue un poco por todo.

Nos condujeron a nuestras respectivas habitaciones y nos dieron un baño caliente para que no enfermáramos. Cuando me dejaron sola en el baño me pregunté como había llegado Sparrow a Port Royal, lo último que había escuchado de el fueron los rumores de la isla y del motín. Nunca imaginé que lo volvería a ver y no podía creer la cantidad de rabia que sentía. Amenazó a Lizzie. No puedo consentir que una persona así cuente lo que paso esa noche y estropee todo lo que conseguí. Tenía demasiadas dudas sin respuesta y necesitaba solucionarlas.

Salí de la bañera poco después me pusieron mi pijama. Ya me encontraba leyendo en mi cama cuando Lizzie llamo a mi puerta. Ella también estaba en pijama y se le había pasado el estado de shock.

-¿Te encuentras bien?- me preguntó preocupada.

-Si no te preocupes- le respondí cerrando mi libro, sabia que iba a haber preguntas.

-¿Por que no dijiste nada cuando intente evitar que lo arrestaran? Ese hombre te salvo la vida, independientemente de que sea pirata- me reclamó ella sentándose en mi cama.

-Lo se Elizabeth, pero no iba a defender a un pirata, una acción buena no quita una vida de crímenes- le respondí yo evitando su mirada, lo más neutral que podía para que no se pensara que había algo más.

-Hablas como Norrington- me miró desafiante.

-Lizzie no iba a defenderlo a Él.

-¿Por?- me interrogó.

-Algún día te lo contaré, te lo prometo- en ese instante no quería pensar en él, solo precisaba respuestas a todas mis preguntas- ¿Al final Norrington se declaró?- cambie de tema antes que ella insistiera.

-Lo estaba haciendo pero justo caiste al agua, me salvaste- se rio y me contagió a mi también.

-Me alegra saber eso- le dije aún riéndome- Toma, te lo devuelvo, no creo que esté seguro  en mis manos- le dije, devolviéndole el medallón de Wiliam.

-Gracias- dijo mirando el medallón con añoranza. Hizo una pausa pero volvió rápidamente a estar alegre- bueno, veo que estás entretenida con la lectura, no te molesto más- dijo bromeando- buenas noches Eco.

-Hasta mañana Lizzie- la abrace y le di un beso en la frente y la vi salir por mi puerta.

Cuando se hubo ido abrí la puerta despacio y vi que ya no había nadie en los pasillos cercanos a mi cuarto

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Cuando se hubo ido abrí la puerta despacio y vi que ya no había nadie en los pasillos cercanos a mi cuarto. Me asomé al balcón y vi que todo estaba oscuro. Rápidamente cogí una capa negra que tapara mi pijama y me dispuse a bajar por la fachada de la casa.

Comprobé si seguían estando los agujeros por los que tantas veces me escabullía para salir a la playa con Will. Seguían ahí, igual que las enredaderas, por lo que me dispuse a correr por las calles de mi bonita Port Royal.

Piratas del caribe: La maldición de la perla negra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora