|| 𝐁𝐀𝐉𝐈𝐅𝐔𝐘𝐔. ||

Peligro.

Había salido corriendo de su casa cuando llegó un miembro de la Toman para avisarle el accidente que había ocurrido con Chifuyu.

Rápidamente había llegado hacia el hospital y se encontró con Draken sentado en una banca con sus ojos cerrados.

─¿Draken? ¿Qué...? ─Su pulso estaba acelerado. No sabía qué era exactamente lo que había ocurrido pero su cerebro sólo captó "golpearon a Chifuyu tanto que ahora está en el hospital".

─Baji... ─El rubio no sabía cómo su amigo actuaría en esta ocasión. Es decir, lo conocía desde hace ya algún tiempo pero él era impredecible en muchas ocasiones─. Escucha, Baji, sólo no...

El doctor salió y ambos fijaron su mirada en él.

─Buen día. ¿Ustedes qué son para Matsuno? ─Preguntó, observándolos a ambos.

─Somos sus a... ─No pudo continuar ya que la voz del pelinegro lo interrumpió.

─Somos su familia, doctor. ¿Qué ocurrió? ¿Cómo está?

─Ya veo. ─Suspiró, volteando su mirada hacia la figura que yacía en reposo sobre una cama─. Le hicieron mucho daño al atacar sus costillas. Una de ellas está rota y sufrió un golpe fuerte en su cabeza. Tiene bastantes heridas y deberá pasar en cama por al menos un mes.

Se puede decir que Baji escuchaba lo que el profesional decía pero no estaba procesándolo de la manera correcta. Su mirada estaba posada en el menor.

─¿Puedo... verlo? ─Susurró y el mayor asintió para así retirarse del lugar.

Entró a la habitación y en cada paso más que daba, deseaba que sólo sea una broma. Algo dentro suyo dolía tanto. Quería gritar, golpear, masacrar.

No había tenido la oportunidad de pasar esas últimas semanas con el menor gracias a que había reprobado ciertas materias y ahora se encontraba estudiando fuertemente.

Cuando el contrario se había ofrecido a ayudarlo, rechazó la oferta diciéndole que estaría bien y que haría todo por su propia cuenta.

Y ahora que lo veía en ese estado, deseaba haber podido pasar todo ese tiempo con él.

Tomó una de sus manos con mucho cuidado de lastimarlo. Aún no sabía cuales partes continuaban frágiles y cuales no, así que prefirió evitar.

─Ba...ji-s...

─Shhh. ─Interrumpió─. No hables, no te esfuerces. Estoy aquí y te voy a cuidar. ─Murmuró con tranquilidad, acercándose un poco más a él. El rubio intentó regalarle una sonrisa pero no pudo.

Draken observaba la imágen que ambos le estaban brindando desde su propio lugar, teniendo en cuenta la mirada profunda que su amigo tenía en esa ocasión. Podía notar que estaba cargado de enojo, furia.

─Kenchin, hola. ¿Cómo está? ─Era la voz de Mikey. Salió de sus pensamientos y se dirigió hacia el más pequeño.

─Está bien, o al menos con vida. ─Respondió─. Pero Baji no está bien y no quisiera que cometa alguna locura.

─Entiendo. ─Agregó el menor─. Baji no dejará que esto quede así y yo tampoco. Así que prometo que lo detendré antes de que haga algo tonto, ¿sí? ─Sonrió como siempre, intentando calmar un poco el ambiente.

Y es que si bien es cierto, nunca habían visto esa expresión en el rostro de su amigo. Era como si le hubiesen dañado algo demasiado valioso para él a tal punto de que llegaba a demenciarse.

Fue en ese momento que Draken entendió todo.

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jaja un minuto de silencio por las personas que golpearon a chifuyu.