Cita

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-Continuamos-

-Narra Narrador omnisciente-

-Dos días después-

-Casa Hyodou-

Vamos chicos, prueben estos exquisitos tamales que prepare.- Fue lo que dijo Quetzalcoatl en su forma humana, mientras les pasaba a cada persona en la casa Hyodou un tamal de una enorme olla de metal.

¿Y de qué son señor Quetz?- Fue la pregunta que hizo Asia mientras desenvolvía el tamal y veía que lo de dentro era de color verde.

Pues hice de dulce, verde y de mole, si les interesa probar uno, solo díganme y se los buscaré.- Después de decir eso, saco un tamal de la olla y se sentó a comer con el resto.

Realmente es extraño tener a un dios viviendo con nosotros, sobre todo porque no se comporta como espere que se comportaría un dios.- Fue lo que dijo Issei en voz baja mientras probaba la comida preparada por dicho dios.

¿Y cómo pensabas que me iba a comportar, nuevo tigre?- Fue la pregunta que Quetzalcoatl le hizo a Issei, cosa que puso un poco nervioso a este último.

Puuues bueeeno, pensé que... bueno, que actuarías... lo que quiero decir es que...- Quetzalcoatl se rio de ver como Issei se había puesto tan nervioso.

No te preocupes, entiendo lo que quieres decir. Esperabas que fuera un dios que quisiera que lo adorarán y que lo tratarán mejor que a un rey.- Issei asintió un poco incómodo, pues Quetzalcoatl lo había leído como un libro abierto. 

No deberías sorprenderte tanto, compañero. Esta serpiente con alas siempre le ha gustado ayudar a la raza humana y realmente es uno de los dioses más humildes que existen.- Fue lo que Ddraig dijo.

La larva roja tiene razón, con decirte que soy el dios que pidió a mi pueblo acabar con los sacrificios humanos. Creó que eso demuestra que soy un dios que le gusta ayudar a otros.- Todos sonrieron un poco al escuchar las palabras del dios.

Siempre he tenido curiosidad, pero, ¿por qué ustedes pedían sacrificios humanos?- Fue la pregunta que hizo Xenovia.

Para nada, solo que a mis compatriotas les gustaba demostrar su poderío ordenando a su gente que sacrificaran a personas reconocidas ante ellos. Era algo barbárico y jamás me gusto.- Xenovia frunció un poco el seño al saber que esos sacrificios se hacían por ninguna razón justa o por lo menos por un motivo de magnitud divina.

Todos siguieron charlando con el dios, excepto por dos personas. Las cuales se sumieron en una conversación propia.

Issei, ¿quisieras tener una cita conmigo, hoy? - Issei por poco se ahoga debido a la pregunta de Akeno.

Me encantaría, Akeno.- La mencionada se puso muy feliz al escuchar la respuesta de Issei, por lo que rápidamente se comió la comida que preparo Quetzalcoatl y se levantó de la mesa para ir a prepararse.

-En la tarde-

Issei estaba esperando en la entrada de su casa, vestido con un atuendo casual  que consistía en una camisa roja de rayas negras, unos jeans y unos tenis blancos.

Realmente el color rojo no solo representa tu poder, también tu personalidad y actitud.- Fue lo que dijo Quetzalcoatl desde la puerta de la sala.

Por cierto, no he tenido la oportunidad de agradecerte que me hayas dejado quedar en tu morada, pequeño tigre.- Después de eso Quetzalcoatl hizo una pequeña reverencia, cosa que avergonzó un poco a Issei.

No tiene que hacer eso, señor Quetzalcoatl. Usted es un invitado especial y...- Issei trató de continuar, pero el dios lo detuvo antes.

Odió que me traten con privilegios, por eso agradecería que no me dijeras que soy un invitado especial. Solo soy una persona que acogiste en tu residencia por amabilidad y yo debo responder a esa acción con una amabilidad equiparable.- Issei sonrió un poco al escuchar las palabras de este dios, realmente su actitud era muy humilde.

Tigre carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora