• Prólogo •

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Allí se encontraba un día normal

los pajaritos cantaban en total libertad, las personas eran felices a su modo otros salían de sus casas para ir de paseo o de compras o salir en familia, todos eran felices

Mientras qué en una parte de la cuidad de Japón se encontraba un pequeño niño siento golpeado con un latigo grueso qué podía hacerte sacar la carne

La habitación era llenada de llantos, gritos y suplicas pero nada frenaba a la madre del pequeño Izuku

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Izuku era un niño gentil, respetuoso, responsable y amable con las personas era un niño ejemplar para las otra personas y no se podía decir lo mismo de su madre Inko qué también era un ejemplo de persona, una mujer trabajadora qué sacó adelante a su familia sin importar los riesgos ella siguió adelante al igual qué su padre de Midoriya qué era trabajador y en ocasiones ayudaba a su esposa en los labores de la casa, eran una familia felices, se amaban ambos, amaban un montón a su hijo

En fin eran una familia qué todos querían tenerla así pero lo qué no sabían era qué esa felicidad terminaría con toda la unión de la familia y sería un golpe fuerte para el pequeño Izuku qué apenas tenía cuatro años de edad

Pero cual sería el motivo para qué la familia terminará en una tragedia para el menor

La infidelidad, la traición, las mentiras, los engaños, las noches de escapadas

Una noche normal pacífica, se encontraba la familia Midoriya cenando, hablando de lo qué hicieron en la tarde pero luego tocan la puerta y va Inko a averiguar quiénes eran los qué tocaban a esas horas de la noche, y en cuándo la abrió

—¿sí?, ¿Con qué la puedo ayudar?

Cuándo Inko abrió la puerta, la mujer qué se hallaba afuera entra sin pedir permiso acompañado con un niño en brazo, se estima qué tiene por ahí de un año o dos años de edad, la mujer llega a la sala dónde se encontraba el padre y el hijo cenando

—¡¡Hisashi!! —la mujer llega hacia el hombre y se arrodilla mientras tenía la cara cubierta de lágrimas— ¡¡Hisashi-san!! ¡¡Hisashi-san!!

Inko estaba en shock qué cuándo la mujer entró sin decir nada ella cierra la puerta rápido para ver qué es lo qué estaba pasando

—disculpe.. ¿La conozco? —el hombre estaba en shock y qué lo único qué podía decir era esas palabras absurdas—

—Hisashi san! ¡No me engañes!, ¡no la engañes a ella! —dise apuntandola a Inko cosa qué ella se sorprendió— ¡mire!, ¡mire! —la mujer se acerca hacia Inko y le muestra a su niño, la mujer se hallaba exaltada— ¡esté niño! ¡Es su hijo!, ¡es hijo de Hisashi!

Inko se quedó sin palabras, ella no quería creerle a la mujer pero viendola así, desesperada vio qué la mujer no mentía qué podría estar diciendo la verdad mientras qué su esposo se hallaba inquieto cómo si de verdad sabiera lo qué estaba pasando

—¿Qué..? —Inko aún tenía la fe en su esposo, tenía la eterna confianza en él pero esa confianza fue apuñalada por la espalda—

—¡Di- dijiste qué dejarías a Inko-san! ¡Y a su hijo! ¡Para qué vivieras con nosotros! —la mujer se aferra al hombre, mientras que el intenta salir del agarre de la mujer— ¡dijiste qué viviriamos en un mundo lleno de amor!

—¿es verdad? —Su esposo a quién ella juro qué lo acompañaría hasta la muerte, le estaba siendo infiel—

—No, amor, claro qué no es así.. —el hombre se libra del agarre de la mujer y va hacia su esposa qué la agarra de los brazos mientras qué la ve fijamente, ella estaba decepcionada— ¡E- ella te está mintiendo..!

•Otra vez volví al principio• «katsudeku»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora