Capítulo 11

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Alice entrecerró sus ojos, confusa ante la pregunta de Carlisle

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Alice entrecerró sus ojos, confusa ante la pregunta de Carlisle. Si bien no había tenido oportunidad de establecer contacto con Taehoon, sí había visto en sus visiones cómo era, qué podía hacer y cómo terminaría la situación con Carlisle. Más nunca se esperó que aquella pregunta brotara de su padre adoptivo.

—Taehoon Park —mencionó—, tu mejor amigo, Carlisle.

—No sé de quién me hablas, Alice.

La vidente miró a su pareja, éste igual de extrañado ante los sentimientos confusos que se reflejaban en los presentes ante la mención de aquel nombre —para ellos— desconocido.

Alice soltó un suspiro antes de dejar el tema a un lado: —Podemos hablar de ello más tarde. Tengo varias personas que presentar.

Alice comenzó a caminar nuevamente mientras el resto la seguía.

Los guardias observaron con gesto pensativo cómo los recién llegados cruzaban la invisible barrera sin dificultad alguna. Los de tez morena, Félix y los que eran como él, se concentraron en el blindaje de Bella con esperanzas renovadas. No estaban seguros de lo que podía repeler su escudo, pero ahora tenían claro que no frenaba un ataque físico, por lo cual la convertirían en el único blanco de su ataque relámpago en cuanto Aro diera la orden de arremeter. La cuestión era cuántos podría cegar Zafrina y si eso iba a ralentizarlos lo suficiente para que Kate y Vladimir borraran del tablero a Jane y Alec.

Edward se envaró, furioso al leer los pensamientos del enemigo, a pesar de lo muy concentrado que estaba en el golpe de mano. Se controló antes de hablar.

—Mi hermana ha buscado sus propios testigos durante semanas —le dijo al anciano líder— y no ha regresado con las manos vacías. ¿Por qué no nos los presentas, Alice?

—El momento de los testimonios ha pasado —refunfuñó Caius—. Dinos tu voto, Aro.

El aludido alzó un dedo para acallar a su hermano y clavó los ojos en el rostro de Alice, que se adelantó un poco y presentó a los desconocidos.

—Ésta es Huilen y él, su sobrino Nahuel.

Caius entornó los ojos cuando Alice hizo mención del parentesco existente entre los recién llegados y los testigos de los Vulturis susurraron entre ellos. Todos percibían el cambio operado en el mundo de los vampiros.

—Testifica, Huilen —ordenó Aro—. Di lo que debas decir.

La menuda mujer contempló a Alice con algo de nerviosismo y ésta le dedicó un asentimiento para infundirle coraje. Kachiri apoyó su enorme mano sobre el hombro de la pequeña vampira.

EXTRAÑOS CONOCIDOS; carlisle cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora