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Dejar todo atrás y permitir que el tiempo pasé a su gusto. Es sin duda, la manera más segura de dar permiso a que los pensamientos y heridas vayan y sanen a su propio andar.

Sin obstáculos, dudas o arrepentimientos, pasé la página para leer el capítulo siguiente.
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Luchar contra las inmensas ganas de llorar, en estos momentos me resultaban meramente imposible para ser sincera.

Había fallado nuevamente al querer tener a Adrien a mí lado.

De la manera más ridícula

Los recuerdos llegaban y pasaban por mi mente de una manera tan repentina y rápida que no podía evitar abrumar me ante los mismos. Golpeaban tan fuerte y dolorosamente, como sus palabras convertidas en dagas que, eran dirigidas a mi frágil y sufrido corazón lleno de abundante agonía.

«Eres egoísta

Egocéntrica

Mala

Una vil villana sin sentimientos ni corazón.

Nunca debiste existir en primer lugar «

Recuerdos, momentos e imágenes no dejaban de atormentarme mentalmente. Sabía que no era una santa, y realmente nunca llegué a creerme así. Siempre estuve consciente de mi personal caótica, destructiva y letal desde que mi madre me abandonó.

Pero ciertamente hasta ahora me había puesto a pesar en lo que las personas pensaban de mí. Y aunque jamás me había importado más que un comino, realmente ahora empecé a sentir el peso sobre mis hombros.

Solloce. Lloré y reí al mismo tiempo, teniendo el rostro escondido entre mis rodillas.

¿No haz pensado en cambiar?|•

Reí de manera sarcástica. Vaya que Demián no perdía tiempo en hablar y estresar mi mente.

-¿No haz pensado qué cuando no hablas mí mundo esta en perfecto orden?- Pregunté a la nada, esperando algo de su parte. Luego de unos segundos lo oí retumbar en mi cabeza.

Si estar llorando en tu habitación por la culpa de un chico 15 años que dio tanto tu amistad y sentimientos por sentado, es tener todo en perfecto orden. Entonces sí, lo he pensando|•

Rodé los ojos al escuchar eso. Demián (Como había nombrado a esa voz que de la razón que tenía en mi mente) elegía los momentos menos oportunos para hacerme recordad lo miserable de mí vida.

A veces solía ser cruel y al mismo tiempo alentador ¿qué puedo decir? Mi mente es todo un caso.

-Te detesto tanto como a la sopa -Gruñí, tomando una almohada y la colocó como apoyo para mí rostro.

Me amas tanto como a tu cabello|•

Lo escuché reír con sutileza. Eso me hizo sonreír de lado.

-Mi cabello es el tesoro más preciado que ningún pirata tendrá la dicha de obtener - Dije de manera divertida, para luego reír con tranquilidad.

Eso no lo he dudado nunca|•

Miré de reojo el sobre blanco que tenía a mi lado. Suspire y lo tomé con cuidado para abrirlo y volver a leer lo que allí dentro tenía.

Lo Que Una Vez Hubo Entre Nosotros. [Adriloé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora