cycy shets

Lo Siento || CHRIS

Salía de uno de mis mil seminarios. Este era de deportes, más exactamente tenis. Mi padre creía que ese era un deporte bastante completo y adecuado para mi estatus. Dios, como odiaba esa palabra. Gracias al cielo ya terminó, por suerte ese era mi único seminario del día, lo único malo era que salía tarde, a las 7 pm. Ahora debía ir a casa y hacer tareas. Otro día sin verlo, sin ver a Samuel. En temporada de exámenes mis padres no me dejaban salir por nada y aumentaban mis clases aparte para asegurarse de ello, era bastante sofocante tener la responsabilidad de sacar beca cada año para que mi hermana menor pueda estudiar y que encima ella no sepa, por lo tanto viva en la creencia de que yo quiero estar alejado de ella a propósito. Estoy más que seguro que me odia por ello. Jamás logré decirle que no era verdad lo que creía, que yo la amaba con toda el alma y que aguantaba lo posible por ella. Sus costos eran mayores a los míos gracias a una condición que tiene. Su dislexia es moderada, por lo que aún puede juntarse con niños normales, pero debe tener bastantes tutores aparte para estar al nivel de los demás. Obvio, todo eso son gastos. Dios, me estoy haciendo la cabeza todo un lío de nuevo, tantos pensamientos que...

[Bocinazo de un auto]

Ese auto se estrelló contra mi cuerpo con bastante fuerza, por desgracia no me fijé antes de cruzar la calle y el conductor iba a tal velocidad que no le dio para frenar. Pronto la ambulancia que llamó el conductor de aquel auto deportivo color rojo, último modelo para variar, llegó. Cargaron mi herido cuerpo en el auto. El choque fue bastante grave, el auto tenía una abolladura muy marcada de frente y el vidrio roto. En mi cuerpo tenía notables heridas externas, fracturas que atravesaron mi piel y vidrios incrustados por toda mi cabeza. De alguna forma, aún seguía vivo, pero por desgracia, las heridas internas lograron acabar con mi vida momentos antes de llegar al hospital. Los especialistas decidieron dejarme ir, sabían lo difícil y casi imposible que era sobrevivir a mi estado, no querían arriesgarse a dejarme sufriendo de por vida o extender esa tortura.

[Dentro del hospital]

Mi difunto cuerpo era revisado y arreglado en lo posible para mínimo estar algo presentable el día de mi funeral. Devolvieron mis huesos a su lugar en lo posible, cerraron las heridas más visibles, quitaron todos los cristales en mi cabeza, para finalizar con algunos puntos en mi cara, exactamente dos en mi mentón y otros dos en una de mis cejas sin contar unos tantos en una de mis mejillas que se llegó a desgarrar del impacto.
Mi cuerpo ya había sido identificado. Mis padres estaban destrozados y en especial mi padre ya se estaba preparando para meterle un juicio al sujeto que me atropelló, que era solo un adolescente no mucho más mayor que yo que iba en su deportivo. Este estaba blanco del miedo al enfrentar a mi padre, pues era bastante reconocido en la política del país. Mi padre ya pensaba en las mil acusaciones que hacerle, con todas las pruebas que tenía a la mano [Videos, testigos, pruebas, etc], claro, tenía toda la rabia contenida de este acontecimiento y quiera o no, era su hijo, de alguna forma me amaba. Por desgracia, les arruiné toda la demanda con unas notas que traía en el bolsillo de mi traje de ese momento.

El doctor encargado en revisar mis pertenencias leyó primero las tres cartas que había dejado, no completas, las tres notas con algunas ideas que tenía y que por "casualidad" estaban en formato de carta. Con direcciones de cada uno y los nombres a los que iban dirigidos. Tomó la primera carta, la segunda la mantuvo en su otra mano y la tercera la guardó en su bolsillo. Salió de la sala junto a algunas enfermeras y se dirigieron a mis padres, dándole a mi padre en la mano la primera carta y mi madre la segunda.

_¿Qué es esto? -Mi padre preguntó con lágrimas acumuladas en los ojos, viendo borroso mi carta hacia él y mi madre mientras con un brazo rodeaba a mi madre para consolarla- Doctor, ¿A qué se debe esto? ¿Es acaso alguna recomendación suya para superar el 𝘢𝘴𝘦𝘴𝘪𝘯𝘢𝘵𝘰 de un hijo?

_No señor. Lamento del alma su trágica perdida, pero creo que debe de leer aquellas notas. Son algunas de las cosas que encontramos en la ropa de su hijo, más exactamente en un bolsillo de su chaqueta -El doctor se explicó un tanto mientras las enfermeras se acercaron a ambos padres, tratando de consolarlos y que mantuvieran la calma- Entiendo lo duro que puede ser perder a un hijo. Aún más si este evento fue tan repentino como este, pero por favor, tómese un momento para leer aquello. Parece que fueron importantes para su hijo, y quería compartir con ustedes.

Sin más que decir, el doctor se retiró. Dejando a la pareja viendo las cartas con confusión entre lágrimas. Vieron que estaban numeradas, una tenía grande en la parte trasera el número uno, la otra tenía el número dos. Desconocían aquellas notas, no tuvieron tiempo de molestarse conmigo gracias al dolor que sentían, así que mi padre, el que tenía la postura más firme, inició su lectura de la primera nota, mi carta de adiós a mis padres.