7# Hogar, dulce hogar

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Las cosas entre Kyojuro, Senjuro y Shinjuro no eran exactamente fáciles. Por una parte estaba Kyojuro, él trataba de mantener las cosas tranquilas, pero no podía evitar meterse cuando su padre regañaba al menor de la familia, por otra estaba Shinjuro, descargaba su ira con sus dos hijos, era extremadamente violento y constantemente denigraba verbalmente a su hijo mayor. Finalmente estaba Senjuro, quien la mayoría del tiempo no sabía qué estaba pasando y no es como si quisiera averiguarlo de todas formas, se mantenía ocupado con los deberes del hogar para distraer su mente.

Kyojuro no lograba expresar el cómo se sentía, constantemente le preguntaba al patrón por misiones, aceptando cosas mínimas tan solo para tener una excusa para salir de ahí.
Los días cuando no debía salir eran eternos, a veces salía a entrenar, que más bien era despejar su mente de todos los problemas.
Durante exactamente tres días su misión principal fue cuidar que Tokito no se perdiera, no pudo ser más tiempo pues este se había ido hacia la villa de los herreros.
También había estado juntandose con Tomioka para ir a ver a Uzui, pero nada de lo que hacía lograba hacerle olvidar lo que estaba pasando. Durante todo el tiempo que había vivido de esa forma nunca le había afectado tanto como ahora, era confuso, pero muy dentro de él quería ocultar el hecho de que todo lo que estaba pasando se debía a haber minimizado aquellas emociones durante tanto tiempo, ahora estaban todas acomuladas y amenazaban con salir de golpe, cosa que poco a poco lograban.

Debía seguir siendo fuerte, debía mantener esa imagen ante su hermano, si Senjuro le veía derrumbarse ¿Qué esperanza le quedaría a él? No sólo era un pilar para sus compañeros cazadores, si no que era también un pilar para su querido hermano. Todos saben lo que ocurre cuando un pilar se rompe, cuando eso pasa, todo termina derrumbándose, claramente no quería eso para Senjuro, todo valía la pena si podía mantenerlo a salvo.

Ese día, un sábado por la mañana había salido para entrenar, nuevamente, eso sólo significaba tratar de despejar su mente.
Esa mañana había sido singular, su padre había estado tranquilo y silencioso mientras él y su hermano tomaban el desayuno, le gustaría no saber la razón de ello, pero lo sabía, cuando fue a revisar que su padre...bueno siguiera vivo, lo encontró profundamente dormido y con un montón de botellas alrededor.
También le gustaría decir que eran situaciones aisladas, que pocas veces había pasado, pero lamentablemente no era así, lo había visto tantas veces de esa forma que incluso había perdido la cuenta desde hace un tiempo.
Nunca permitió que estando él ahí Senjuro viera eso, constantemente terminaba limpiando el desastre y llevando al hombre a su futón y retirándose. Esa ocasión no fue la excepción, sólo que antes de irse le dió un último vistazo, tomando aire para después volver a sonreír. Finalmente volvió con su hermano, comunicandole que Shinjuro estaba bien y que iría a entrenar un rato.

Había algo que estaba evitando, pero parecía ser lo único que podía hacer si quería que las cosas mejoraran, desearía que fuera fácil, él realmente desearía poder hablar con su padre, hablar sin gritos, hablar sin alcohol de por medio, pero era casi imposible conociendo a Shinjuro Rengoku.
Cuando menos acordó, estaba tomando otra ruta diferente a la usualmente seguía. No le molestó en lo más mínimo  pensaba que quizás le ayudaría a distraer su mente de todo lo que guardaba.
Tras algunos pasos más logró percibir una presencia que ya conocía, a lo que se acercó y pudo sentirse algo aliviado al ver que no se equivocaba. Era su querido amigo, Tomioka, quien también había percibido la presencia del contrario, pero no se había movido de donde estaba. Ese era el lugar que usaba para entrenar, haber sentido a alguien más ahí le había hecho ponerse alerta, al notar que era Rengoku pudo calmarse, aunque sentía a alguien más ahí, supuso que solo estaba siendo paranoico.

—Tomioka! Estoy feliz de verte ¿Cómo estás? –había dicho con aquella energía usual, aunque el azabache notaba que algo era distinto, no lograba distinguir exactamente qué era eso, ni cómo lo notó, algo de estaba distinto, pero no sabía decir exactamente qué –Te importa si te acompaño?

susurros de medianoche [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora