Un par de años habían pasado, al final, Kyojuro consiguió empleo como profesor de historia en la academia Kimetsu, sin saber que ahí trabajaba su aún amigo Tomioka. Tenían conociéndose desde su encuentro en aquél parque, ambos sentían atracción el uno al otro, pero ninguno tenía la valentía suficiente como para declararse, cosa que la gran mayoría de los otros maestros de la academia habían notado, pues era un poco (muy) evidente. Debían hacer algo al respecto, pero no sabían exactamente qué, hasta que un día cierto ser extravagante se iluminó.
Uzui Tengen, maestro de arte, un casanova, segundo lugar en conseguir regalos en San Valentín (tenía el primer lugar antes de la llegada de Kyojuro, quien con su carita hermosa y carácter malditamente amable le robó el puesto, claro, esto bajo las palabras del albino), había conseguido la respuesta para los problemas amorosos de sus compañeros, pero para ello necesitaba dirigirse a alguno de los dos en específico, debía pensarlo bien.
El primero en su mente fue el rubio, aunque lo rechazó casi de inmediato, pues necesitaba que fuese discreto y bueno, Rengoku era todo menos discreto.Así que ahora ahí estaba, tratando de convencer a Tomioka de llevarle serenata a su enamorado. Era una idea perfecta y extravagante, además de que Kyojuro vivía solo, así que no molestaría a su santa madre, su querido hermano o a su papá, quien si los escuchara llevarle serenata seguramente los espantaría a todos con cualquier arma que tenga a la mano.
Aún recordaba la vez que Shinjuro llegó de improviso a la academia para darle algo que Kyojuro había olvidado en su casa el día anterior, lo buscó por la academia, cuando finalmente lo encontró en la sala de maestros, siendo cargado de caballito por Uzui, quien realmente no esperaba que el viejo pegara tan fuerte.
Dejando aquél incidente de lado, el azabache realmente dudaba de la salud mental de aquél maestro de arte, quizás después de tantas explosiones en su aula algo ahí dentro se había dañado, realmente no le sorprendería.
Lo que no se esperaba es que todo el día estuviese insistiendo respecto a esa idea, repitiendo que él tenía mucha experiencia en cosas así, al final, esa idea fue aceptada por Tomioka, después de todo, Uzui tenía tres novias que eran concientes de eso, incluso a veces convivían los cuatro y no parecía haber problema con ello, algo debía saber sobre cómo conquistar gente¿Cierto?
Había pasado una semana y poco más desde aquella conversación, semana donde Uzui se había movido de un lado a otro tratando de conseguir un buen mariachi (que no cobrara tan caro, claro está) también había organizado el repertorio de canciones (que sólo serían tres, pues cada canción extra costaba más, y su sueldo no era exactamente generoso para ello, aunque bueno, esto también limitaba las canciones que podían elegir, eso era bueno porque Tomioka no sabía mucho de canciones de amor).
Llegó así el sábado, esa noche llevarían la serenata, así que le dieron la dirección al grupo, tanto Uzui como Tomioka quedaron de verse a las 10:40 pm para llegar a las 11 al punto de reunión y comenzar su plan, el cual, no era por nada en específico, pero el azabache estaba casi seguro de que algo saldría mal, pero era muy tarde para arrepentirse, así que sólo le quedó esperar, faltando unos 20 minutos para la hora acordada comenzó a arreglarse, sólo poniéndose una camisa y pantalón de vestir negros junto a un saco azúl marino, usando su coleta habitual y esperando lo mejor hasta que finalmente Uzui llegó por él, sólo le quedaba rezarle al de arriba para no quedar como un completo tonto.
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susurros de medianoche [Terminado]
FanfictionCazadores de demonios, específicamente pilares, ellos tenían una voluntad de acero y un corazón fuerte, pero incluso el más fuerte puede doblegarse por el mismo corazón. Un arma de doble filo que podía ser letal.