Harry Potter y la tribu de los místicos

Capítulo 20

Capítulo 20 ||

Himalaya, en algún lugar del desierto

En el momento en que Harry sintió que el traslador dejaba de tirar de él, comenzó a caminar y aterrizó de pie. Esta vez, apenas tropezó. Hizo un esfuerzo deliberado por estirar sus sentidos e instantáneamente se dio cuenta del espeluznante bosque que lo rodeaba. Pensando rápido, sacó su varita y lanzó el homenum revelio que mostraba que no había otras personas en esa parte del bosque. Pero Harry permaneció alerta porque sabía que había varias criaturas peligrosas diferentes viviendo allí, tanto mundanas como mágicas.

A su alrededor, el bosque estaba mortalmente silencioso como si estuviera conteniendo la respiración. Mientras trataba de mirar hacia la oscuridad, sus ojos se adaptaron al requerimiento y de repente todo fue visible para él claramente. Lo que no sabía era que sus ojos brillaban como un gato en la oscuridad, su forma leonina respondía a su necesidad.

Descubrió que donde estaba parado, no había maleza. Mientras escaneaba el área, descubrió que estaba en un área de árboles muy grandes y que el dosel sobre él era tan denso que su vista no podía penetrarlo.

Los árboles gigantes estaban lejos de ser reconfortantes y Harry sintió que alguien lo estaba mirando. Manteniendo su varita lista, comenzó a buscar un lugar seguro donde pudiera pasar la noche lejos de las criaturas del bosque. Mientras se movía, sintió una presencia familiar y poderosa en algún lugar cercano. Mientras merodeaba más lejos, escuchó un sonido como si fuera el susurro del viento. Se lanzó hacia un lado cuando de repente un par de alas volaron por el aire donde había estado un momento antes. Vio a Ganda Berunda de dos cabezas ascendiendo en el aire e inmediatamente comenzó a disparar aturdidores al pájaro. Esquivó todos los hechizos con aparente facilidad y le gritó a Harry, burlándose de él. Harry se escondió debajo de un arbusto, esperando que el pájaro regresara, pero no lo hizo.

Cuando comenzó a caminar de nuevo, un místico apareció de la nada frente a él, disparó un aturdidor y se fue antes de que Harry tuviera la oportunidad de tomar represalias. Harry se maldijo a sí mismo por haber dejado escapar su vigilancia después del encuentro con el pájaro. Preparando su varita de nuevo y con una maldición en sus labios, estiró sus sentidos. Escuchó un susurro en los arbustos delante de él y soltó un aturdidor más rápido de lo que pensaba. Escuchó un cuerpo caer al suelo, lo que le hizo saber que el aturdidor había dado en el blanco. Cuando miró entre los arbustos para ver quién o qué había sido su víctima, encontró un ciervo con un pelaje dorado que brillaba en la oscuridad.

Riéndose de sí mismo mentalmente, enervó al ciervo y le dio unas palmaditas en la cabeza. Comenzó a avanzar cuando de repente el ciervo se abalanzó sobre él. Fue gracias a sus reflejos que saltó a un lado en el último momento y el ciervo pasó por el espacio que había estado ocupando un momento antes. Mientras miraba, el ciervo se transformó en un místico que comenzó a lanzarle maldiciones y lo obligó a levantar un escudo. El místico usó hechizos muy comunes contra él que podía esquivar con un simple protego, pero las maldiciones seguían llegando. Cuando hubo una pausa en el casting, inmediatamente pasó a la ofensiva, disparando rompehuesos al místico que se reía y esquivando todas sus maldiciones. Con cada maldición que esquivaba, se burlaba de Harry diciendo que no podía pelear, que era una vergüenza para los Peverell y los Potter, cómo debería romper su varita y convertirse en un ermitaño porque su lucha era más bien pedestre. Incluso se burló de él porque estaba avergonzando el legado de su antepasado, que estaría entregando sus criptas porque no podía usar maldiciones letales cuando eran necesarias.

Harry había aceptado todos los insultos sin ser provocado. Seguía decidido a inhabilitar al místico, pero el místico aún tenía que levantar un escudo y había esquivado todas sus maldiciones hasta ahora. Desesperado por un golpe, Harry usó algunas de las maldiciones oscuras que había leído en los libros que Sirius había colocado en su baúl.