𝟎𝟑. The three scandalous Ravenclaw

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  Las tres escandalosas Ravenclaw
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Cuando Lesath escuchó a Regulus gritar su voz, su corazón se aceleró a la mayor velocidad que pueda existir

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Cuando Lesath escuchó a Regulus gritar su voz, su corazón se aceleró a la mayor velocidad que pueda existir.

Verlo dirigirse hacia ella con sus labios rosados inclinados en una sonrisa y sus mechones cayendo por su frente, fue suficiente para que, por un momento, olvidara su autocontrol

Sus ojos se abrieron con gran asombro, sintió cómo el calor se expendía por sus mejillas y cómo sus labios esbozaban una sonrisa.

Claro, que después cayó en cuenta, y tan rápido como esas expresiones llegaron, se fueron.

—Re-Black— se maldijo en su mente por olvidar el descuido, diciendo con la voz más fría que pudo tener.

El chico soltó una pequeña risa, y lentamente se fue acercando a ella.

La respiración de Lesath se volvió acelerada, su corazón comenzó a bombear a una gran magnitud y se paralizó como si le hubieran lanzado un «petrificus totalus» solo, que no cayó al suelo, pero tampoco pudo dar un paso hacia atrás.

Cuando Regulus paró, a tan solo centímetros de ella, le tendió un pequeño papel doblado con precisión.

Lesath lo tomó dudosa, después alzó su mirada para encontrarse con los ojos de Regulus, este solo le guiñó un ojo antes de alejarse hacia los vestidores.

Ella aturdida se quedó un momento más allí, intentando recapitular todo lo que había pasado ese día, desde encontrase con la mirada de Regulus en el comedor hasta este momento, y se preguntó con el ceño fruncido «¿Que mierda está pasando?».

—¿Lea?—María llamó por lo bajo—¿Todo bien? ¿Nos vamos?

Ella asintió—Sí, sí.

En cuanto se giró, Pandora se le puso en frente y comenzó a rogar.

—¡Perdóname, Lea! En serio, perdóname. No era mi intención, pero no me pude contener—la rubia juntaba sus manos y las pegaba a su pecho, mientras sus ojos comenzaban a mostrarse llorosos mientras repetía una y otra vez lo mismo —, en serio, Lea. Perdóname, perdóname, per-

—¡Hey! Hey, hey—Lesath la tranquilizó, poniendo sus manos en sus hombros—¿Qué pasa? No entiendo, ¿qué hiciste?

Pandora se tranquilizó un momento y aspiró por su nariz.

—Ese-ese día que yo me quedé para buscar mi túnica, vi tu cajón en el que guardabas todas las cartas y—sollozó—, no aguanté y las revisé, y la última carta que le habías escrito a Regulus la envié.

Pandora, temblorosa, alzó su mirada, justo en el momento que pudo ver cómo los ojos de Lesath cambiaban de ser confundidos a furiosos.

Lesath podía ser intimidante cuando se lo proponía, sin necesidad de decir absolutamente nada, solo con la mirada podía hacerte temblar.

MEET ME IN WORDS - R. Black Donde viven las historias. Descúbrelo ahora