Naruto se encontraba en tierra de caos. Se le nombró así, a los espacios existentes entre los mundos. Estos actuaban como separadores, para que ningún ser, que no sea un Dios, pudiera traspasar los.
Si la tierra de Caos viniera al mundo de algún panteon, el resultado sería orrible para todos los panteones existentes y mundos mortales, devido a qué esto era una pequeña parte de lo que era el poder total de Caos, quien creo el universo en poco tiempo gracias a su inmenso poder, dándole al mismo tiempo, orden al caos, separando los distintos panteones gracias a su enorme poder.Naruto volaba esquivando las ráfagas de poder que parecían atacarlo con la fuerza de Miles de galaxias. Para dioses débiles pasar de un panteón a otro es algo imposible, pero para alguien relativamente experimentado, en este corredor resultaba fácil evitar el camino traicionero que era este lugar.
En eso, el tiempo pareció detenerse abruptamente, dejando al azabache flotando en medio del reino de Caos, con sus alas de acero moviéndose lentamente, mientras los ojos azules del dios buscaban la razón de este cambio en el espacio que lo rodeaba.
Una presencia se hacerco a el por su espalda. Un toque se sintió atraves de la armadura negra del Dios Griego.
Este toque, fue de dos dedos que caminaban atraves de la espalda del azabache, pasando por sus alas de acero, asta su largo cabello y su rostro, dónde una mano se poso en su mejilla.
Por el rabillo del ojo, Naruto logro apreciar un cabello de aspecto peculiar por decirlo menos.Su cabello, parecía ser compuesto por cientos de Miles de cabellos que reflejaban una oscuridad absoluta, con estrellas brillantes que formaban constelaciones que el reconosia. Se encontraban formaciones como Pegaso, el Dragón, Andrómeda, y otros.
Una mujer se presentó frente a los ojos azules como una esmeralda de Naruto.Era una mujer, de una belleza que destacó entre la oscuridad de su cabello y atuendos. Sus ojos, eran de un negro tan profundo como el mismo cabello de Naruto. En estos, destellavan brillos como los de las estrellas entre la oscuridad de la noche. Vestía un atuendo de color negro, con una tela tan larga que flotaba entre el mundo del Caos, aunque mostraba un corte de la cintura a la mitad del muslo. Para finalizar, unos guantes que llegaban asta el codo de la mujer, con telas flotando a su alrededor.
La mujer dió una sonrisa coqueta, al joven Dios, que por la mano de la mujer, levantó su mentón. La mujer se hacerco más al rostro del joven, tomándolo por sus mejillas, para terminar a solo centímetros de darle un beso.- No me reconoses y lo entiendo. Yo soy Nix, primordial de la noche, y precursora de tu querida Artemisa.
Ella se presentó con una vos melódica, pero que arrastraba un toque sombrío, que mostraba las sombras que eran el dominio de una de las Hijas favoritas de Caos.
- Leidy Nix. Me inclinaría pero estoy paralisado- el se rió ligeramente, viendo cómo la diosa lo rodeaba, como un depredador a su presa.
- no te molestes. Mi madre me entrega una pequeña parte de su dominio en su reino. Abia querido verte desde que entraste a este reino, pero eres mucho más rápido de lo que esperaba.
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Heredero del Inframundo, Descendiente de la Guerra
De TodoHades, dios del Inframundo, y la muerte, se encontró aburrido luego de la partida de su esposa, Perséfone, con su madre Deméter por los próximos 6 meses, por lo que decidió ir al mundo humano, para ver qué podía hacer para entretenerse. Sin quererlo...