CAPITULO CUATRO.

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Nada Especial.

Mi mes favorito ya había comenzado, las razones para amar octubre son la llegada del otoño, siempre me gusto como la naturaleza se pintaba de naranja, segunda cosa que amo de este mes es el Halloween por la sencilla razón de poder ser raro sin que nadie te diga nada y por último, mi cumpleaños el 28 de octubre, este año cumplo 18 y aunque muchos se emocionarían por ser mayores de edad yo no pienso lo mismo, siempre me aterro la vida de adulto y todas las responsabilidades que hay, pero no tengo que preocuparme de eso ahora pues no tengo ni una sola responsabilidad en el 'asilo' lo único que tengo que hacer es despertar a las ocho de la mañana para mis primeras pastillas del día, ir a desayunar, ver a mi psicólogo a las tres de la tarde y después de eso tengo el resto del día libre, así que cumplir 18 años no es nada especial en este momento.

Una de las cosas que nunca llegue a pensar es el cómo se celebra el Halloween en un psiquiátrico y ahora que estoy en uno es el pensamiento principal que hay en mi mente y me duele decir que no es nada especial, lo mejor que va a pasar es que nos van a dar dulces si nos portamos bien, esa es la gran celebración que vamos a tener.

Me es imposible odiar los días de Halloween, pero lo que más disfrutaba era caminar bajo los árboles de hojas naranjas, cafés y amarilla, amaba el sonido que producían al pisarlas, el problema está en que aquí adentro no puedo hacer nada de eso, estar encerrada es bastante aburrido.

El día de mi visita cae una semana antes de Halloween, para ser exactos tres días antes de mi cumpleaños, por lo tanto, mi familia viene a visitarme para hacer algo así como una "celebración" solo que será una muy extraña.

Camino al salón de visitas para encontrarlos vestidos de manera extraña, parece que improvisaron disfraces de Halloween.

– ¿Qué traen puesto? – pronuncio con duda

– Disfraces ¿No es obvio? – contesta Jade alzando las manos

Entiendo que falten unos días para Halloween y también entiendo que hace años solíamos disfrazarnos en la celebración de mi cumpleaños, pero no creo que este sea el mejor momento de hacerlo y para ser sincera... es muy extraño.

– Sí, pero de qué ¿Un dementor? – doy una carcajada

– Les dije que parecíamos dementores – dice Mateo quitándose la capucha con indignación

– En realidad improvisamos de último momento – agrega mi papá dando unos pasos hacia adelante

– Lo importante es que vinimos a celebrar tu cumpleaños – dice mi mamá dejando al descubierto un pastel con decoraciones en naranja y negro – Aunque sea adelantado –

Tiene razón, parece que se están esforzando por hacerme sentir mejor, pero ya es tarde para volverme a sentir mejor como solía hacerlo antes.

– Está bien, siempre es momento de fiesta – pronuncio afablemente

– Esa es la actitud – dice Jade y chocamos los cinco

El tiempo de la visita transcurre más rápido de lo que es regular mientras mi familia me cuenta las noticias más relevantes del mes, en especial Mateo que no había venido a verme en dos meses porque estaba ocupado con las pruebas para el equipo de hockey y aunque solo fueron dos visitas las que se perdió se sintió como si fueran más, se ve cansado pero feliz, me contó sobre sus clases de la universidad pero lo que realmente le divierte son los entrenamientos del equipo y sus salidas a los otros pueblos por los juegos y lo emocionado que esta porque el año que viene es su graduación y ahora si podrá dedicar su tiempo por completo al hockey, eso me hace sentir orgullosa de él y también me hace ver que no soy necesaria en su vida.

A Primera Vista [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora