✡✡✡✡✡✡

6.4K 954 449
                                        


✡ Disfruta la lectura

Días pasaron desde aquel incidente y el demonio no había vuelto a aparecerse en la casa del joven Hanagaki. Este se preguntaba diario donde podría estar, llamaba su nombre y esperaba, mas no había respuesta alguna, siquiera una luz o viento que le hiciera sentir su presencia.

Caminaba a solas por las calles de camino a su escuela, a veces tropezaba, pero cuando estaba a punto de caer siempre lograba seguir de pie ¿Era acaso una metáfora respecto a lo que estaba viviendo justo ahora? Si es así entonces apestaba.

—¿No se suponía que como mi demonio permanecerías siempre junto a mi...?

Soltó aquella pregunta al aire, solitario, mirando como las hojas volar era su única respuesta. Sin importar a donde llevara su mirada, el estaba solo, no había duda de ello.

—¡Takemichi, date prisa! El timbre ya sonó. - Grito su amigo Takuya. Como presidente de la clase siempre se aseguraba de que todos los alumnos estuvieran a tiempo en su pupitre.

—Ya voy, Takuya...

Fue su única respuesta de vuelta, sin ganas siquiera. No estaba de ánimos, no sabía cuántos días más pasarían hasta que el demonio volviera a su lado.

¿Estaba enojado? ¿Herido? ¿Celoso? No... ¿Por qué lo estaría? Si no es así, entonces ¿Por qué estoy considerando esas preguntas? Que ridículo. O pudiera ser que...

Takemichi seguía preguntándose que pudo haber causado que su demonio se marchara y justo cuando creyó haber conseguido la respuesta fue el timbre quien nuevamente lo saco de sus pensamientos.

Sus compañeros recogieron sus libros de la mesa y salieron todos a almorzar. El hizo lo mismo, tomo su almuerzo y aun sin ánimos o apetito se dirigió a un lugar privado detrás de un árbol. Había sombra, era silencioso y siempre se refugiaba en este cuando deseaba estar solo. O al menos eso creía hasta que...

—¡Cuidado!

Grito uno de los alumnos, quien había pateado mal el balón y se dirigía hacia donde Takemichi descansaba, milagrosamente este se desvió con el viento antes de impactar en su cuerpo, dejando a un pequeño Take asustado y blanco por el susto que se llevo. Su cuerpo siempre era un imán de balones.

—¿Estás bien? Oh, Take, eres tu, perdona hombre. - Dijo su amigo Chifuyu quien era el dueño del balón que ahora tomaba consigo.

—¿Acaso eres tonto? Siempre estas golpeándome con ese estúpido balón y agh... No sé ni para que me desgasto contigo. -Soltó molesto y con un ceño claramente fruncido, además que su voz no se escuchaba nada contenta.

—Hey, solo fue un accidente, cálmate. ¿Qué sucede?

—¿Por qué crees que sucede algo?

—Bueno, no es como que sea un secreto para mi el que siempre vengas aquí cuando algo malo te sucede.

Aquello sorprendió al joven pelinegro, creía que nadie de sus amigos lo sabía, pero ahora que era así no pudo ocultarlo más. Suspiro y acabo asintiendo de mala gana.

—Cuéntamelo...

Takemichi no sabía si confiar en su amigo, sabía que era algo descabellado después de todo, pero ese sentimiento y ese silencio de no poder hablarlo con nadie lo estaba matando. Luego de pensárselo tanto acabo contándole su problema, alterando claro algunas cosas.

—Entonces dices que crees que tu mejor amigo se molesto porque tendrás una cita hoy con alguien mas...

—B-bueno, no exactamente, el ya sabía de la cita. Creo que lo que lo tiene, uhm... ¿Mal? Es saber que posiblemente Hina y yo nos besemos hoy.

El demonio del niño.- MaitakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora