La luz del exterior le despierta de su ligero sueño. Se filtra por la ventana de su habitación, pintándolo todo de colores matutinos sin que su delgada cortina de color blanco pueda evitarlo. No es una mala manera de despertar, sin embargo. Chifuyu lo prefiere mil veces a la alarma de las mañanas que siempre ignora y pospone hasta que siente culpa. Es más natural y menos forzado. Y es en días como ese en los que suele despertar de mejor humor.
Bajo esta premisa, Chifuyu intenta abrir los ojos, pero simplemente no puede, así que vuelve a cerrarlos. Afuera los pájaros cantan y está seguro de que si no se pone de pie en ese instante va a llegar tarde a clases de nuevo, pero simplemente no encuentra la fuerzas para hacerlo. Piensa que, tal vez, está bien si falta un día. Ya se encargará de pedir los apuntes después.
El cansancio no es culpa suya, no del todo. Es más bien que no ha descansado bien. Ha tenido un sueño extraño donde se encontraba en la escuela, como cualquier día, pasándola bien con sus amigos y de repente un tipo se le confesaba. Uno soso de gafas horrendas que no conocía de nada. Se le confesaba y él lo rechazaba, entonces al chico se le ocurría la brillante idea de retarlo a una pelea y le decía que, si perdía, aceptaría salir con él. Chifuyu aceptaba, porque perder era imposible, pero perdía y, además, le daban una paliza. Por suerte, todo fue un sueño y los sueños no son reales.
Ojalá hubiera sido un sueño.
—Buenos días, Chifuyu —le llama una voz suave desde la puerta.
Chifuyu suspira y abre los ojos. Ya no le molesta la luz, pero aún no puede ver correctamente por el enorme moretón que tiene sobre el ojo izquierdo. Es una bonita mañana, pero él no se siente capaz de disfrutarla. Se siente como si un camión le hubiese arrollado. Le duele el cuerpo, la cara y la conciencia moral de haber aceptado una apuesta que no debía tan a la ligera.
—¿Cómo entraste? —le pregunta.
Porque quedarse en silencio mucho tiempo, sin responder, podría ser considerado grosero, pero después de meditarlo un poco, piensa que tal vez debió iniciar la charla preguntando como ha encontrado su apartamento. No está seguro de querer saber la respuesta, sin embargo, así que finge demencia y sigue adelante con la conversación.
—Toqué la puerta y tu madre me dejó pasar —le responde.
Baji Keisuke. Cree que así se llama. No está muy seguro, estaba medio inconsciente cuando se lo dijo. Lo que si sabe es que no es la primera vez que escucha ese nombre y si hubiera sabido que era ese Baji jamás se habría atrevido a aceptar la apuesta que lo llevó al estado tan deplorable en el que se encuentra. Después de todo, ganarle a un chico que estuvo en prisión y por eso tuvo que repetir año, está fuera de sus propios límites.
Chifuyu se pone de pie lentamente. El dolor no es insoportable, pero sí muy incómodo. Baji lo ayuda y él no se resiste porque tampoco tiene sentido comportarse hostil. A comparación del día anterior, sus manos lo tratan con delicadeza mientras lo ponen de pie. Lo sujetan con apenas la fuerza necesaria para que no pierda el equilibrio, lo que es un contraste casi shockeante tomando en cuenta lo que él sabe que puede hacer.
Le duele la pierna derecha y cojea un poco. También le duele el rostro, pero no es para menos, ha sido la zona de mayor impacto. Las manos, en cambio, las tiene intactas porque no ha podido dar un solo golpe, pero intenta no pensar mucho sobre ello. En su lugar, se dirige al cuarto de baño tratando que fingir que no hay demasiadas cosas extrañas pasando al mismo tiempo; las cartas, la confesión, la apuesta, la pelea, la inconsciencia y la irrupción de su domicilio.
Chifuyu lava su rostro con mucho cuidado. Es un alivio que no haya necesito de vendas, pero eso no quiere decir que su aspecto es mejor. Su ojo morado e hinchado destaca demasiado sobre su piel pálida, al igual que su labio roto. Es la primera vez que se ve a si mismo en ese estado y un poco extraño, pero no del todo desagradable. Siempre ha sabido que existen tipos más fuertes que él y siempre ha querido conocer uno. Ni si quiera puede sentir humillación cuando le han ganado tan limpiamente.
ESTÁS LEYENDO
Glasses, Sweters and Love Letters | Bajifuyu
FanficDonde Chifuyu recibe cartas anónimas de amor cada lunes, se mete en peleas por diversión y consigue un novio por accidente. fanart por: https://twitter.com/pu_________uq