Toda historia empieza por el inicio, pues aqui vamos...
Me encontraba por la calle caminando sin rumbo alguno el frio me rozaba la piel y estaba casi segura que en cualquier minuto me quebraría, la neblina acompañaba perfectamente a este, el resplandor de las farolas era inexistente, se escuchaban los simples pasos de aquellas personas que retornaban a sus casas, por mi parte había considerado llegar tarde a casa, de todas maneras nadie me esperaba ahí.
Comencé caminando por la casa de la señora Kunthag y sin darme cuenta acabe detrás del cementerio, últimamente había algo que me atraía o eso creo, Después de comprar flores para Joseph; mi abuelo y llevarlas a su tumba ví a un señor que trataba de encontrar algo o ¿enterrar algo? No lo sé, quería preguntarle pero sabía que simplemente me ignoraría.
Mientras paseaba por ahi me encuentro con la tumba de Peter Michael un niño que murió al ser arrollado por el tren, le dejo una de las flores que compré y continuo caminando por el cementerio, llego a mi parte favorita de este, cuando mi abuelo murió no teníamos el dinero suficiente para enterrarlo y dejamos su cuerpo en el lago, 2 meses después la señora Thommas encontró y reporto el cuerpo a las autoridades, gentilmente se ofreció a pagar el lugar para enterrarlo.
"Nunca nadie te quiso" recordé las duras palabras de mi abuelo.
"Si nadie lo hubiese hecho, no estaría aquí" respondí.
"Yo obligue a tu madre a tenerte" Contraataco.
"Después de todo alguien si me quiere"
"Muy graciosa McVey" Respondió algo irritado mi abuelo.
Realmente no tengo nada que decir sobre él.